martes, 29 de septiembre de 2020

Revólver


Pensaste durante una eternidad

que mi existencia era una broma.

 

Que mi fuerza era egoísmo ciego,

que mi centro era tu periferia.

 

Que era incluso una costilla

en tu red de Adanes.

 

Pero yo no nací de ti,

ni soy tu complemento.

 

Entendí que mi voluntad era tu mayor miedo,

que mi historia era tu negación

y mis valores tus estigmas.

 

Las razones no pueden anclarse en el tiempo,

como tampoco los chantajes.

 

Apréndelo,

existen luces

que vuelan y viven

sin aferrarse al candil. 

 

Tu deseo era triunfar

pese a los campos de apatía  

donde sembraste y regaste y te alzaste.

 

Convertiste tu amor en fábricas de odio,

y tu veneno jamás me convenció.

 

Porque el conocimiento inflexible

no es más que elitismo.

 

Porque el cariño mutuo

no es negociable.

 

Pensaste que mi futuro

estaba firmado a tu nombre,

pero me descubrí en el espejo

y en mi esperanza,

y rompí la historia.

 

Mi cuerpo no es una extensión de tus deseos

sino de mí mismo

y mi destino.

 

No soy quien sufre

por querer sufrir.

 

Guárdalo para tus hombres ingenuos.

 

Pensaste

durante tantas iras

que mi virtud era tu muerte súbita.

 

Y comprendí que sí lo es,

pero no en mis letras.

 

® Daniel Guzter

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