sábado, 30 de abril de 2022

'' Mini Ficciones'' ®Itzia López


La criatura

Cuando vi al ser deforme, de joroba prominente, que llevaba una sonrisa ancha en su rostro desproporcionado, en el umbral de mi habitación, sentí como el miedo nacía en mi vientre y recorría mi cuerpo hasta llegar a los labios. Solté un alarido tan desgarrador que mis padres vinieron corriendo asustados al escucharlo.

Cuando se toparon con la criatura, que ahora sollozante estiraba los brazos hacia mamá, mientras que papá venía a hacia mí con una mirada cansina, y me decía lo mismo cada vez que pasaba esto:

—Martha, él solo quiere jugar contigo, tranquila.

Me relajé, y no pude evitar mirar a mi hermano con culpa por asustarme así.

 

Sediento

Vino corriendo a mí, desesperado por tocarme y hacerme suya. No sabía si huir o acabar con esto de una vez, pues mi novio siempre había querido tener un encuentro así conmigo. Cuando me decidí por fin a correr, ya era muy tarde, me había alcanzado. Me abrazó con tal fuerza sobrenatural, que sentí como una costilla se fisuraba, al mismo tiempo que me mordía el cuello, dejándome así, las dos profundas marcas típicas de un ser nocturno sediento.

 

®Itzia López (H. Matamoros, Tamps. México)

 

miércoles, 27 de abril de 2022

''He de arrancarte los ojos'' ® AEcheverria


Una tarde de éstas   alguna madrugada

Te acostarás a dormir como cada noche

con las ventanas abiertas y el alma siempre al borde

tan abierta al mundo a la persecución del caos

como si la noche no bastara para tu magia querida luciérnaga

como si no fuera suficiente la hierba de cada atardecer

o aquella humareda

en que siempre reflexionas

Despertarás ya ciega

en la desesperación de no mirar tu lindo rostro

pálido rostro el tuyo

deliciosas pecas que formaron el adiós de todo nombre

y no lo saben tus clavículas ni las alas de tus pantorrillas

tus delgadas piernas y esa sonrisita tan pero tan chueca

como si no bastara perderse en tus ojos

para saberse unicornio

para saber

que cada que cierras los ojos ahí estaré

observando

acercándome de a poco a tus caderas

a tus pulmones

con la navaja en la mano

y cuando te sepa en el sueño

ay querida

te arrancaré esos pequeñísimos ojos

para colgarlos junto al espejo

y conversar con ellos

cada mañana

mientras me rasuro

antes de ir a la oficina

 

 

 

® AEcheverria (H. Matamoros, Tamps. México)

martes, 26 de abril de 2022

''Conocí a Nadia en un sueño'' ® Edgar Garay


 Joaquín descansó sentándose en el suelo y recostado en un tronco caído, se abotonó el abrigo negro quedándose a ver el atardecer hasta cerrar sus párpados por un momento, solo.

Ahí su rostro aperlado y tibio disfrutaba de un aire puro entrando por su nariz aguileña además del tierno tacto de una hojita café que voló y pasó por sus labios.

Soñaba en ser acompañado por una mujer en aquel parque donde paseaba todos los días y se encontraba feliz con ella, no tenía nombre, así que el se lo puso; Nadia.

Podría quedarse por siempre. Nadia apareció como una extraña solitaria ante el; la vio y sonrió de alegría por aquellos lindos ojos negros, su blanquecina cara con pequeños y opacos lunares. De una reluciente larga melena oscura

Ella sentándose a su lado, mientras se acomodaba su cabello, Joaquín empezó despacio a acariciar sus mejillas pálidas con las yemas de sus dedos.

—Nadia, eres todo lo que quiero. Dijo Joaquín mientras tenía su pulgar tocando su mentón.

— Sí, ya sé.

— ¿Y yo te gusto?

Nadia aspiró con tranquilidad mirando a Joaquín y mostrando una leve sonrisa acercó sus labios a los de el para darle un delicado y profundo beso en la boca.

Cerró sus ojos, aspiró fuerte, sujeto su mano derecha a la tierra; sintiendo la felicidad de estar con aquella belleza, sintiendo la suavidad y dulzura de sus rosados labios.

En el espléndido escenario de un sol brillante, el cielo azul, frondosos árboles y alrededor bastantísimas flores, tomaba su mano blanca, caminando por un sendero terroso y sin fin.

De forma espontánea ella lo abrazó con mucha fuerza y ambos por el impulso cayeron en una cama de pasto con flores blancas y violetas.

Rodaban sobre el césped mientras reían hasta quedar exhaustos. Joaquín y Nadia no dejaban de mirarse y sentir la felicidad del otro en cada pálpito. Los dos fueron a un roble verde; ella se recostó debajo de el y Joaquín puso la cabeza sobre su cadera.

Calmado del jadeo se dio cuenta que lo vivido que existía en esta quimera casi lo hacía olvidar como había llegado al parque, solo, y que en realidad no había conocido a Nadia nunca.

—Joaquín. Dijo sonriente.

—Sí. Respondió apacible, notando al mirarla, que los iris en cada uno de sus ojos eran impecablemente oscuros.

—Puedo ser tuya. No como una imagen aparecida de esta ilusión que creaste sin darte cuenta, sino afuera de ella, donde estas ahora dormido. — Poniéndose de pie y puso la mirada sobre

Joaquín de forma seria —. Ahora arrodíllate.

Sería posible. El se arrodilló y volteó su cabeza hacia la izquierda observando las copas de los demás árboles que empezaban a agitarse y el sintió la frescura del mismo en su cara y cabello.

Ella le dijo que para manifestarla afuera de aquel sueño debería cerrar los ojos y repetir su nombre con el pensamiento.

Apretó sus párpados tan fuertes como pudo y en su mente empezó a manifestar el nombre.

Nadia.

Nadia.

Nadia.

El viento empezó a moverse con brusquedad. Nadia permanecía de pie con sus delgados brazos sujetándose a sí misma, Joaquín seguía arrodillado, el horrible ventarrón ahora frío casi lo había tirado al suelo. Pero no lo hizo.

No interrumpió su concentración y con esfuerzo de voluntad repitió "Nadia" cinco veces más. Fue cuando todas las hojas verdes de aquellos árboles cayeron como lluvia también las del roble donde estaban ellos. Joaquín y Nadia se desvanecieron entre las hojas.

Una ráfaga repentinamente lo despertó. En la casi oscuridad con el cuerpo adormecido, antes de recobrar lucidez en una broma de las sombras vio como alguien estaba sentado en las raíces de un frondoso roble delante de él. Talló sus ojos, pero no había nadie.

Cansado, harto de sentir la abrumadora soledad de ese lugar después de vivir su sueño anhelado, de haber estado con la única mujer quien dio los más apasionantes y cálidos afectos hacia el. Nadia.

Se levantó del suelo, metió sus manos en los bolsillos de su abrigo y salió del parque, tratando de recordar como era la cara de ese ángel, el beso, y lo último que le pidió fue pensar su nombre para llevarla consigo afuera de su ilusión.

Pasaron los días y meses. El deseo de ir al parque lo sintió como un aviso cuando vio al cielo azul. Fue y pasando por el lugar donde estaba el tronco caído miró a una mujer de espaldas tenía un largo cabello negro, puesto una blusa negra con tirantes y una falda larga mientras se acomodaba sus zapatillas.

—Nadia. Dijo.

Ella volteó dejando ver unos relucientes ojos negros.

 

Fin.

 

® Edgar Garay (H. Matamoros, Tamps. México)

domingo, 24 de abril de 2022

''Mini Ficciones'' ® Luis Aricéaga


MANJAR

El corazón se le salía del pecho. No lograba comprender cómo ocurrió, pero mientras se deleitaba con un pedazo de queso, tuvo que correr por su vida. La barriga le rugía y el bocado aún le esperaba al otro lado de la sala. Olfateó hacia un lado y hacia el otro, y emprendió de nuevo la carrera. Cerca, cada vez más cerca; un poco más. Un manotazo le atrapó la cola y en ese momento él se convirtió en manjar para el astuto felino.

 EL PORTAL

Yo lo tengo. Sí; y es fantástico. Está en mi habitación, y mi papá me ayudó a armarlo. ¡El portal, sí, el portal! Ahí está, lleno de miles de historias, fantásticas y misteriosas. Cuando quiero me transporta casi de inmediato a ellas. Sí, obvio, está lleno de libros. ¿Tu no tienes un portal en casa?

 

® Luis Aricéaga (H. Matamoros, Tamps. México)