Triángulo de
las Bermudas. Esas palabras
generan rápidamente buena parte de los que las escuchen imágenes de aviones
extraviados o barcos que nunca regresaron a puerto y jamás se volvió a saber de
ellos.
Este triángulo marítimo/aéreo de más de
un millón de kilómetros cuadrados formado por las islas Bermudas, Puerto Rico y
Miami, ha albergado infinidad de historias, avistamientos de platos voladores, monstruos legendarios y otros
fenómenos de difícil explicación, pero todos con el mismo propósito:
arrastrar a las profundidades del océano cuanto barco o avión atraviese el
aérea.
¿Pero cómo comenzó el mito del Triángulo de las Bermudas, cómo nació la idea de
que esta zona del mar estaba maldita? ¿Por qué algunos creen que allí operan
fuerzas sobrenaturales que se escapan a la comprensión del ser humano?
El puntapié inicial tuvo lugar el 5 de diciembre de 1945, tres meses
después de que se declare la paz y finalice la Segunda Guerra Mundial. Si bien
el conflicto bélico había terminado, las cuadrillas aéreas de Estados Unidos,
ubicadas en Fort Lauderdale, en La Florida, seguían realizando prácticas
militares.
Aquel día a las 14:10, una patrulla
compuesta de 5 Grumman TBF Avenger,
liderada por Charles Taylor,
partió con la misión de dejar caer sus
bombas sobre un arrecife que servía como campo de prácticas.
Si bien eran aviones duros y
resistentes, capaces de hundir casi cualquier barco y submarino enemigo, la
tecnología de navegación que tenían era de los años 40, y aún utilizaban el método de “navegación a
estima”, que utilizaba una tecnología básica con la cual los pilotos podían estimar la posición actual de la aeronave.
Taylor era un piloto experimentado de 28
años que había combatido durante la guerra del Pacífico. En total, 14 hombres partieron junto a él
para soltar la carga explosiva y regresar a la base.
Una misión sencilla, sobre todo en un
momento no bélico. Sólo un trabajo de rutina. Los cinco Avengers partieron y a las 15 Taylor notificó que habían
soltado las bombas sobre el arrecife.
Si bien durante la mayor parte de la
misión las aeronaves estarían fuera del alcance de la cobertura del radar de
Fort Lauderdale, se podían mantener conversaciones momentáneas. A las 15:40 los
operarios de la base escucharon una conversación inquietante:
“No sé dónde estamos Creo que nos perdimos luego del último
giro”, dijo Edward Powers,
piloto a bordo de un Avenger.
“Estoy intentando localizar Fort
Lauderdale. Estoy sobrevolando tierra, estoy
seguro de que estamos sobre los Cayos, pero no sé cuánto nos hemos desviado
hacia el sur. No soy capaz de llegar a Fort Lauderdale”, respondía
Taylor.
Taylor hacía referencia a los Cayos de la Florida, una cadena de
pequeñas islas que se extienden por 200 kilómetros al sur de la península. Era
evidente que no se había seguido el plan de vuelo, era imposible que tan solo en 40 minutos desde que soltaron las bombas
estuvieran sobrevolando esa zona.
Lo más probable era que la cuadrilla
hubiera decidido tomar un atajo en el transcurso de la misión para regresar
antes al fuerte, pero erraron en los
cálculos en pleno vuelo. Según la lectura que obtuvo un radar ubicado en
tierra, lo que habían sobrevolado era
la isla Grand Bahama y no los Cayos.
En definitiva, los 5 Avengers se
encontraban en el Océano Atlántico y al este de la costa de Florida, cuando el líder del escuadrón creía que estaban al
suroeste de la base de Fort Lauderdale.
Una nueva conversación radial se registró a las
16:45. Taylor indicó que tomaban el rumbo 030 grados durante 45 minutos para
luego volar rumbo al norte en busca de certezas sobre su posición.
Lamentablemente, esta decisión los
alejaría todavía más de la costa de Florida, adentrándolos de lleno en el
Atlántico.
Otra conversación fue registrada: dos pilotos
estaba convencidos de que virando al oeste llegarían a su base. Si hubieran seguido su instinto habrían
encontrado tierra sin problemas. Sin embargo, siguieron el rango militar y las órdenes de Taylor.
A las 17:24, se escuchó otra vez la voz del líder:
“Volaremos rumbo 270 grados, hasta que
encontremos tierra o nos quedemos sin gasolina”. Y minutos más tarde:
“Creo que no hemos volado el suficiente tiempo en rumbo este. Lo que debemos de
hacer es dar la vuelta y volar con rumbo este otra vez”.
Ya no había margen de
error, el tiempo se acababa y las posibilidades de alcanzar tierra disminuían a
cada segundo. Una última comunicación se escuchó a las 18:20. “Vamos a juntarnos
todos lo más cerca que podamos… lo más probable es que tengamos que intentar un
amerizaje. Cuando el primer avión se
quede por debajo de los 10 galones de combustible, nos vamos todos abajo”,
ordenó Taylor.
Una hora y diez minutos más tarde, tres aeronaves
despegaron de Fort Lauderdale para intentar localizar a alguno de los 14
tripulantes de los 5 Avengers. Uno de esos aviones, un Martin PBM Mariner, explotó con los 13 tripulantes dentro debido a una
falla en el tanque de combustible.
El resultado fue trágico, nunca se encontraron los
aviones Avengers y una aeronave con 13 vidas se desintegró en el aire mientras
realizaba tareas de búsqueda y rescate.
Los eventos desafortunados que tuvieron
lugar el mismo día y en el mismo lugar, dejando 27 víctimas fatales, fueron atribuidos por muchos a causas
sobrenaturales. Era en una época en la que las teorías conspirativas sobre el
contacto con alienígenas estaban en pleno auge.
La historia terminó de impactar en las
retinas de la cultura estadounidense cuando, en 1964, se publicó el artículo
“El mortal Triángulo de las Bermudas” –The Deadly Bermuda Triangle– en
la revista Argos, firmado por Vicent
Gaddis.
Con un título espectacular, en ese texto
se narraban los eventos del 5 de diciembre de 1945 donde 14 hombres
desaparecieron misteriosamente sin dejar rastro, y otros 13 fallecieron cuando
intentaban resolver el misterio de su paradero.
A pesar de que nunca pudo ser
confirmado, en 1991, un buscador de
tesoros que buscaba galeones españoles en las profundidades del Atlántico,
encontró 5 aviones Avenger hundidos en la zona donde habría tenido lugar el
accidente. Nunca se pudo corroborar a ciencia cierta si se trató de los
extraviados en 1945, debido a que los números de serie estaban ilegibles.
Claro, las posibilidades de que se tratara de otras cinco aeronaves son casi
imposibles.