jueves, 24 de febrero de 2022

''Sobrevivientes'' ® Homero Baeza Arroyo


 De pronto y sin ningún aviso oficial, el ducto inter-lunar con la Tierra dejó de abastecer el elixir de la juventud.

Los habitantes de la Tierra, que anualmente tomaba su dosis, se vieron alterados por éste acontecimiento y empezaron a practicar con demasiado y sin equilibrio, los pecados humanos.

Sabían que, sin ese elemento lunar, irremediablemente envejecerían más rápido de lo normal y morirían en un tiempo más corto.

Era muy extraño, que desde el corazón del satélite natural se dejara de abastecer a la Tierra, de tan necesario elemento.

En el templo de distribución, no se vio ninguna preocupación de parte de los sacerdotes que seleccionaban a los humanos para proporcionales su dosis antienvejecimiento. Ellos, enviaron a tres especialistas robot-humanos, capaces de solucionar el problema en las profundidades de la Luna.

Además la humanidad terrestre podía soportar sin el elixir hasta tres años sin que se presentara ninguna señal o síntoma de envejecimiento.

En ese templo, solo se permitía la aplicación vía oral a los terrestres que hubieran equilibrado sus virtudes con sus pecados, solo así, y bajo la supervisión sacerdotal, te hacías acreedor al beso de la esfinge en relieve que sobresalía del frontis en el altar, para quedar protegidos.

¿Pero qué había pasado? ¿Qué intención diabólica interrumpió el flujo de este elemento renovador de la vida hacia la Tierra?

No lo sabemos, pero ese importante ducto espacial, tendrá que funcionar lo más pronto posible, y así evitar la funesta y rápida vejez con la consecuente muerte de la humanidad, después del caos generado hacía varios lustros, por sus mismos habitantes, en el planeta Tierra.                                                 

 

® Homero Baeza Arroyo (Chihuahua, México)                                                          

miércoles, 23 de febrero de 2022

''Juntas de noche'' ® J. R. Spinoza


La maestra Normita no pensó que el camino fuese a ser tan largo. Ya sabía que la casa de Lucila quedaba fuera de la ciudad. Una cosa es mirar el mapa y otra recorrerlo. El camino llevaba hasta lo alto de una colina.

—¿La ve? Allá, a lo lejos, esa es mi casa.  

«¡Es una mansión!», pensó la maestra, pero se limitó a decir:

—La veo.

El chófer, era un tipo alto de pocas palabras, que solo contestaba con: sí, no y no lo sé, a las preguntas de la maestra.

Había deseado hablar con los padres de Lucila desde agosto. No asistieron a la junta inicial, ni a la de octubre o diciembre. Era febrero, y aun no les conocía. Por eso decidió visitarlos después de clase.

«Los señores Rusu deben ser ricos», pensó la maestra al ver el lujoso candelabro dorado que pendía del techo. La sala de piel Chesterfield y el suelo de marfil también eran signos de opulencia.

«¿Serán de la realeza?»

Hasta ese momento la maestra no había reparado en el apellido de origen rumano de Lucila. «En uniforme escolar todos se ven tan similares».

La maestra tomó asiento en el costoso sofá y notó como la luz de la habitación extinguía. La niña había comenzado a bajar las cortinas de toda la casa.

—¿Qué haces?

Lucila no respondió la pregunta. En cambio, alzó la voz para llamar a sus padres. Quienes acudieron a la brevedad cargando un par de velas.

Al notar su piel pálida y la ausencia de sombras, la maestra Normita estuvo segura de dos cosas:

Uno. Lucila era adoptada. Y dos. Las siguientes juntas, tendría que programarlas de noche.

 

® J. R. Spinoza (H. Matamoros, Tamps.)

domingo, 20 de febrero de 2022

''Falle'' ®Ausra Cesaytite


 Estaba cerca cuando moría.

Lento,

pero con dolor en el alma;

despacio,

pero con lágrimas en los ojos.

 

No importaba lo que otros pensaban,

¡matar el corazón no importaba!

 

Pude sentir todo este dolor,

pude tocar su enorme corazón,

pero no pude ayudar a traer

a tiempo la felicidad

para no morir.

 

 

®Ausra Cesaytite

sábado, 19 de febrero de 2022

''Caballo de Troya I: Jerusalén de J.J. Benítez'' ®Luis G. Álvarez


Bienaventurados todos aquellos que aceptan los sucesos que no tienen una respuesta concreta. Entre lo divino y lo mortal, solo existe una ligera línea que los separa… LA FE.

Caballo de Troya y a grandes rasgos lo sé reconocer; ha cambiado mi manera de percibir la espiritualidad en la historia más grande jamás escrita. Entre Evangelios canónicos y apócrifos, ha resurgido de entre la incertidumbre un glorioso esquema de que lo podría o no ser, la verdad absoluta que hemos aceptado durante muchos años.

            Para todos aquellos escépticos de la divinidad, los invito a leer el siguiente comentario, no con el afán de convertirnos en fieles creyentes, sino con la finalidad de entender nuestro propósito y aquel, que nos ha enmarcado durante nuestra vida, en la pregunta universal: ¿por qué?

            El tiempo como se ha puntualizado desde hace más de dos mil años, va creando interrogantes cada vez que alguien se detiene a leer lo divinamente escrito. Sin embargo, no existe actualmente, una línea en la historia que nos muestre paso a paso, la experiencia del Rabí. Habrá algunos que mencionen la Biblia, pero hay que recordar que fue escrita por hombres y, aun así, aceptada para su publicación. Por lo tanto, Benítez ha plasmado en este primer libro. Una crónica llevada más allá de la comprensión racional. Misma que en algunas entrevistas, ha asegurado que es real, pero la duda seguirá presente entre los lectores o espectadores.

            Caballo de Troya, en su operación, narra la historia de dos viajeros que se dieron a la tarea de entrevistarse ante el Nazareno con la finalidad de documentar todo lo descrito de una manera más exacta. Benítez ha llevado su obra hasta la interrogante de saber qué es real y qué no lo fue. Pero como en un inicio mencione, el autor entre dejo ver, que la fe, será solo para aquellos que deseen creer en ella. En el libro, se explican quizá algunas dudas que la historia nos ha dejado durante la vida, pasión y crucifixión de Cristo. Con un lenguaje sencillo, Benítez te transporta hasta el año 30 de nuestra Era (Como él menciona), para estar más de cerca con el hijo del hombre, describiendo y narrando de una forma extraordinaria su trabajo de investigación. Este libro no es para curiosos, sino para lectores que han comprendido que el pensamiento, fue otorgada para dudar de todo.

Lo que están a punto de leer, si así lo desean. Los llevará más lejos de lo que hemos comprendido para quienes nos gusta viajar entre la historia del Hombre que dio su vida por los pecados de la humanidad y esa línea delgada, de lo que podría ser, nuestro último salto de FE.

 

 

®Luis G. Álvarez (H. Matamoros, Tamps. México)

 

''Malevolencia'' ®Daniel Mayorga


 Un aviso llega, una emergencia, una más, como todos los días, como siempre ha sido desde que él llegó.

Un grupo de gente se aglomera en el sitio del siniestro, unos con autentica preocupación, otros solamente movidos por una curiosidad un poco siniestra de saber que es lo que pasa y otros más con una mezcla de ambas cosas. Sin embargo, lo que tienen todos en común es que aguardan por la llegada de quien esperan resuelva tan angustiosa situación.

La expectativa de la muchedumbre fue saciada casi de inmediato, pues un sonido fuerte, así como muy reconocible comenzó a presentarse. Toda la concurrencia dirigió la vista al cielo con amplias sonrisas en sus labios y júbilo rebosante en sus miradas.

Algo, o más bien alguien se acercaba a toda velocidad atravesando los aires. En un comienzo era un punto apenas perceptible, pero ganaba tamaño y visibilidad con rapidez, en solo unos segundos una silueta humana era perfectamente identificable.

La angustia que reinaba en el sitio fue sustituida por vítores, también por muchos gritos de emoción. Por un instante parecía que nada malo estaba pasando, tal era el efecto que ese hombre tenía sobre los demás; brindaba esperanza y seguridad. Su sola presencia bastaba para cambiar las tornas de cualquier situación sin importar que tan mala o desalentadora fuese. Después de todo ¿por qué no sería así? A fin de cuentas, él era un héroe; el héroe más aclamado por todo el mundo.

El héroe se movía a toda velocidad, de inmediato llegó al lugar de la emergencia. Divisó el punto de aterrizaje y se enfiló hacia allí.

A diferencia de lo que podría esperarse, su descenso no fue tranquilo, resultó en una enorme explosión a causa de un fuerte impacto. Muchos trozos de concreto, así como autos u otros elementos cercanos se elevaron por los aires, aplastando y golpeando a muchas personas al caer. Aunque sin duda. el elemento más letal fue la onda expansiva que surgió, la cual se propagó en una amplia zona, la gente alcanzada por ella explotó, víctima de tan tremenda fuerza.

Una atroz lluvia de sangre, vísceras y múltiples miembros humanos mutilados se desató, tuvo una corta duración, pero bastó para que las personas que habían sobrevivido sintieran autentico terror, haciéndoles huir en todas direcciones.

Los alaridos comenzaron a perder intensidad, volviéndose algo similar a un eco que se iba apagando gradualmente, fue así hasta que la misma realidad se difuminó, tornándose en un negro absoluto.

 Entonces, de forma súbita, el héroe se vio a si mismo parado en el lugar donde previamente había pensado aterrizar, solo que no había un cráter gigantesco de impacto, no había gritos, no había gente corriendo en un intento de salvar su vida, tampoco existía evidencia de la lluvia roja que había acontecido, queriendo comprobarlo se tocó el rostro en busca de sangre; su cara estaba impecable.

La gente que coreaba su nombre lo terminó de anclar a la realidad, todo parecía ser normal. Se mantuvo unos segundos inmóvil, intentando discernir que era lo que había pasado, que había sido aquella violenta visión, así como la extraña e indescriptible sensación que la acompañó, sin embargo, tenía que atender la emergencia que lo había llevado allí.

El héroe despejó su mente lo mejor que pudo y comenzó a caminar, mientras lo hacía alzaba la mano moviéndola animosamente en señal de saludo a quienes lo admiraban, devolvía las sonrisas e impartía breves, aunque amables mensajes a quienes alcanzaban a escucharlo. Así era como actuaba él, esa era la forma que le habían enseñado, una forma de vida, una manera de ser, ese era el protocolo del héroe; estricto e inquebrantable.

Luego de cumplir con ese papel, por fin entró al sitio donde el crimen se llevaba a cabo. Se trataba de un edificio, en el cual tres sujetos habían tomado rehenes amenazando con matarlos a todos si no cumplían sus demandas, las autoridades ya habían realizado varios intentos por entrar al lugar y salvar a los inocentes, pero se vieron superados en cada una de esas ocasiones, fue entonces cuando decidieron llamarlo a él.

La puerta del edificio salió volando del marco a consecuencia de una patada, el enorme estruendo llamó la atención tanto de malhechores como de rehenes haciéndoles mirar con sorpresa a quien acababa de llegar. Al apenas verle, los rufianes abrieron fuego sin pensarlo dos veces, sin embargo, como en muchas otras veces en el pasado, las balas no hacían más que rebotar en su cuerpo, si bien esa acción había resultado en un fracaso para sus enemigos, al héroe le resulto bastante útil, puesto que gracias a eso pudo localizar e identificar más fácilmente a quienes debía atacar.

El héroe fue hacia el primero de ellos, cerró la distancia entre ambos en menos de un segundo, el maleante, al tenerlo de frente soltó un grito de sorpresa e intento disparar nuevamente, lo que no logró ya que el héroe lo sujetó por cuello, levantándolo después como si no pesara nada en lo absoluto.

El hombre forcejeo enérgicamente en un inútil intento de liberarse, pero lo único que consiguió fue cansarse, abrió la boca para decir unas palabras, no obstante, antes de que pudiese decir cualquier cosa, su cuello crujió ante el poderoso apretón dado por la mano del héroe. La cabeza de aquel cayó con lentitud hacia un costado, emulando a una flor marchitada.

El sonido del hueso triturado junto con la ultima exhalación del maleante, sacaron al héroe de otra alucinación a la que había entrado, el hombre que sujetaba con su mano seguía con vida, luchando aun en vano por zafarse.  El bienhechor no entendía para nada que era lo que pasaba, aunque había algo que le perturbaba; la sensación que tuvo durante aquella primera alucinación había regresado, solo que más fuerte, un poco más entendible y eso era precisamente lo que le aterrorizaba, ahora sabía que estaba disfrutando de aquellas sádicas situaciones mentales.

De inmediato el héroe se apegó a sus enseñanzas, se refugió en aquel credo que grabaron metafóricamente a fuego en su mente. “No asesinar” Esa era tal vez la regla más importante que cualquiera que se llamara así mismo héroe debía seguir, un héroe no mata sin importar las circunstancias, no hiere a menos que sea absolutamente necesario, un héroe solo detiene a los villanos y deja el resto del trabajo a las autoridades, ni más ni menos.

El héroe repitió esas reglas en su cabeza como si de un mantra se tratase, logrando obtener así algo de calma. Ya habiendo recuperado el control, decidió arrojar al delincuente que aún sujetaba contra un muro, procurando solo aplicar la fuerza suficiente para dejarlo inmóvil, aunque antes de que lo hiciera la voz de la crueldad le susurro al oído, invitándolo a que se dejara llevar. El atormentado héroe dudo un momento, pero al final actuó como debía.

El segundo enemigo también disparó en contra del súper hombre y a diferencia de con el primero, el héroe optó por una táctica distinta para confrontarlo. Sus ojos comenzaron a emitir un brillo color rojo intenso, inició como un pequeño punto que siguió creciendo hasta abarcar la totalidad de sus globos oculares, acto seguido un par de rayos láser emergieron e impactaron en las cuencas oculares del segundo criminal. Los ojos del maleante hirvieron y comenzaron a fundirse, hasta que los láseres lograron salir por el lado opuesto de la cabeza, la victima emitió gritos de agonía que se fueron apagando, finalmente se desplomó pesadamente sobre el suelo, dejando en su descenso una tenue estela de humo junto con un olor repugnante de piel quemada.  Resultando esto ser otra mala pasada de la mente del héroe, quien en realidad aún no había liberado su mirada láser, nuevamente se balanceo entre las ideas de obedecer a aquello que el comenzaba a identificar como un deseo interno muy oscuro o cumplir su rol al pie de la letra, aspecto al cual cada vez le costaba más apegarse, ya que, con cada uno de esos macabros escenarios la sensación de placer aumentaba y a la par de ello su voluntad mermaba dramáticamente. En lugar de atacar a la persona, el héroe lanzó su mirada láser al arma de fuego, la ametralladora comenzó a calentarse al grado de llegar al rojo vivo, por lo cual el criminal se vio obligado a soltarla, entonces el superhéroe aprovecho y sopló un poderoso viento que arrojó a su enemigo varios metros atrás, dejándole fuera de combate.

Al ver lo que ocurría, el último de los delincuentes soltó su armamento e inmediatamente se dejó caer de rodillas, después levantó los brazos en señal de rendición.

—¡Espera!, ¡Espera!, ¡Me rindo! — Vociferó el hombre con la voz quebrada, era evidente que estaba asustado, los intentos por ocultar el llanto eran delatados por una mirada vidriosa.

—¿Te rindes? — Cuestionó el héroe mientras caminaba calmadamente hacia el sujeto.

—¡Sí!, ¡Sí! ¡Tú ganas! ¡Llévame a prisión y termina ya con esto! —Levantó aún más los brazos para dejar en claro que ya no planeaba otra cosa que someterse.

—Sí, es un hecho que voy a terminar con esto, eso puedes tenerlo por seguro, pero dime algo, ¿De verdad piensas que va a ser tan sencillo? Es decir, ¿Qué todo estará bien diciendo solamente que te rindes y ya? — El tipo le lanzó una mirada de clara confusión, el modo en que el héroe hablaba le provocó un escalofrío.

—¡¿De qué estás hablando?!, ¡¿Qué vas a hacer?!— El malhechor no pudo más y rompió en llanto, un llanto histérico.

—No, no, tranquilo. — El héroe le dio unas pequeñas palmadas en el hombro a su rival como para reconfortarlo, después de ese pequeño acto de “clemencia” dejo su mano en ese sitio.

—No pasará nada malo, solo le pondré fin a esto, tal como lo pediste. — Acto seguido, sujetó al hombre por los antebrazos con la otra mano que le quedaba libre.

—Voy a ponerle fin a este crimen y también a tu repugnante vida. — Aquel corrompido héroe solo necesitó de un pequeño tirón para arrancarle los brazos a su víctima. la piel se estiró y rompió como si fuese de papel, lo mismo hicieron sus huesos, que cedieron ante aquel esfuerzo que a primera vista parecía insignificante.

La sangre emanó profusamente, manchando el uniforme de aquel ser que había jurado hacer siempre lo correcto.

—¡Esto no es justicia! — Exclamó el hombre entretanto su cuerpo palidecía con rapidez por la extrema pérdida de sangre.

Ante esa declaración el héroe soltó una carcajada irónica. —Claro que no lo es. —Dijo con malicia. — Pero nadie va a cuestionar mi proceder, depués de todo yo soy el bueno y tu el malo ¿A cuál de los dos le van creer? ¿Quién de los dos tiene más credibilidad? Así que deja de preocuparte por la moralidad de este acto,  a los muertos no les debe importar la ética. — El héroe finalizó su discurso propinándole un tremendo golpe en la cabeza haciendo que esta explotara, fue en ese momento cuando más emocionado se sintió, ya se había perdido en aquella torcida sensación de complacencia, no sentía remordimiento alguno, es más, hasta se sentía feliz.

De pronto el éxtasis se desvaneció de golpe, había sido otra alucinación, el héroe tenía sujetado todavía por los antebrazos al hombre y de nueva cuenta el momento de decidir se le presentó, dos pruebas se habían presentado ya, en ambas hizo lo que debía, pero en esta deseaba poder hacer lo que quería, aunque su estatus se antepuso a la naturaleza de su deseo. Entonces, haciendo lo que podría decirse un punto medio, decidió romperle los brazos. Apretó con fuerza y los huesos se trituraron en un santiamén.

—Si yo no puedo hacer lo que deseo, entonces tu tampoco podrás, espero que disfrutes pasar el resto de tu vida con muñones en lugar de brazos. — Dijo el héroe con odio palpable en su voz, no obstante, el criminal estaba muy ocupado sufriendo como para hacerle caso.

Para la buena suerte del ahora cuestionable héroe, los rehenes no fueron capaces de escuchar todas aquellas palabras que lo delataban como un ser terrible, ellos solo vieron actos heroicos, incluso, aquel último momento donde le fracturó los brazos al maleante no fue tomado como nada malo ni barbárico, después de todo era obvio que ninguno de los presentes sentiría pena por alguien que acababa de atentar contra sus vidas.

—Están a salvo, pueden irse. — Dijo el salvador con una sonrisa amable en su rostro, las ya liberadas victimas aplaudieron e iniciaron el desalojo del lugar, el héroe espero a que el último de ellos saliera para después hacerlo él también.

Ya afuera, todo el público lo ovacionó, gritaron su nombre al unísono, así como también agradecieron infinitamente que hubiese llegado. El héroe solo alzó la mano, sonrió abiertamente de nueva cuenta, camino entre ellos, estrecho tantas manos como pudo y finalmente dio aviso de que se retiraba. Antes de iniciar el vuelo miró por ultima vez a la multitud, cualquier persona diría que contemplaba conmovido como las personas lo amaban, pero la verdad era completamente distinta, se hallaba repasando cada instante de lo que recién acababa de suceder, cada detalle acontecido, pensaba en la mezcla de sensaciones que reinaba en su interior, el horror por lo que quiso hacer, el gozo que sintió por pensar en hacerlo, así como la ansiedad por saber si en algún momento se atrevería a realizarlo. Supo que siempre había sido así, solo que lo había estado reprimiendo, se trataba de una malevolencia oculta, latente y acechante, aguardando por la más mínima oportunidad para manifestarse, sí, eso era lo que pensaba en realidad.

El héroe dio un último saludo a la gente y emprendió el vuelo, se alejó con rapidez, cuestionándose en que momento la fantasía dejaría de ser eso para convertirse en una sangrienta realidad.

 

®Daniel Mayorga (H. Matamoros, Tamps. México)

jueves, 17 de febrero de 2022

''El club'' ®Amiie Aguirre


 Estaba harta, necesitaba salir al mundo y experimentar todo lo que mi cabeza imaginaba desde esa noche cuando accidentalmente, vi por la ventana de mi cuarto a mis vecinos tener sexo. No fue como que yo hubiese estado esperando atraparlos, en realidad, me desperté a medianoche con sed, fui a la cocina, unos ruidos extraños llamaron mi atención y la curiosidad fue más poderosa que el sueño y cuando me di cuenta, observaba desde mi ventana aquella fogosa escena a 20 metros de distancia.

El edificio donde vivo es tranquilo y apartado del ruido cotidiano de la ciudad, iba a cumplir un año viviendo ahí, cuando de repente llegaron nuevos vecinos, era una pareja joven, la chica parecía de mi edad y el chico solo un poco mayor, los había topado pocas veces en la entrada o al tomar el elevador, eran amables, muy simpáticos y siempre se demostraban afecto. Se me hacía tierno y sentía envidia ya que en el amor siempre fui un desastre. Desde que ellos llegaron, le dieron un giro inesperado al edificio, muy pronto supimos que gustaban de practicar el sexo diario y de una manera, como decirlo, escandalosa, muy ruidosos. A mí no me molestaba en lo absoluto, pero los demás vecinos vivían escandalizados. Era como si hubieran olvidado el placer de hacer el amor y gritar a todo pulmón por ello.

Después de esa noche comencé a topármelos más seguido, era como si supieran que estuve entretenida observándolos. A mí me daba pena mirarlos, me sentía culpable, pero a la vez me daba mucha curiosidad. A veces pensaba en preguntarles: ¿Cuál es el secreto para llevar una vida así en pareja? Yo lo intenté y no funcionó. Estuve casada por 3 años y solo los primeros 6 meses tuvimos luchas sexuales casi a diario, pero después nos convertimos en un par de viejos aburridos. Y si lo pienso bien, ya no recuerdo la última vez que tuve un orgasmo. Entre eso y las infidelidades de mi exesposo, bueno, me daba gusto que esta pareja disfrutara al máximo y espero, por su bien, que no les pase lo que a mí.

Cierta noche, para variar, me levanté al baño y al despertar un poco más de aquel sueño nefasto, me percaté de la maniaca cogida que mis vecinos se estaban dando. Lo intenté, juro que caminé hasta mi cuarto tratando de ignorarlos, pero esos gemidos, Dios, esos gemidos tan apasionados de mi vecina y esa clase de ruido que salía de la garganta de mi vecino, un ruido ronco, sostenido y fuerte, hicieron que me desviara a la ventana que daba justo a la ventana de su habitación. Y ahí estaban, que interesante manera de encontrarlos. La chica, estaba inclinada con ambos brazos extendidos en el marco de la ventana, se veía perfectamente el arco de su espalda y su trasero levantado; el chico, detrás de ella, sosteniendo sus caderas y embistiéndola con tal fuerza que parecía que en cualquier momento ambos caerían por la ventana al vacío. La piel se me pone chinita de solo recordarlo. No perdí detalle de nada, es más, no puedo dejar de ver esa imagen: La chica ahí, con su rostro empapado de sudor, con su pelo alborotado bailando al ritmo del deseo igual que su cuerpo, con sus pechos al aire, con su cuerpo totalmente desnudo en esa noche no tan calurosa; Al chico, con ese cuerpo un poco trabajado, fuerte, viril, con esas manos grandes y toscas atrapándola, saboreando cada gota de ese cuerpo rendido y atrapado en él. Definitivamente me quede hipnotizada. No tardaron mucho en aquella posición, cuando se escuchó una voz unirse a la pareja. Había alguien más, no, espera, eran dos personas más. La luz de la luna permitía ver con claridad lo que sucedía. Pronto un hombre con barba canosa besó a mi vecina delante de su esposo. Y su esposo, besó a la otra mujer. Aquellos besos eran apasionados, tanto que mi boca estaba abierta. Ambas mujeres fueron descendiendo hasta llegar al miembro de los varones y comenzaron a practicar sexo oral. Los hombres solo cerraban los ojos y disfrutaban de lo que, a mi parecer, eran lenguas expertas. Y entonces, al cabo de unos minutos, las chicas se giraron para quedar de frente una a la otra y se besaron. No sé cuál de todos esos besos me excito más, pero ya me era imposible dar media vuelta, además, comenzada a sentir escurrir mi entrepierna. Me acerque más a la ventana, mi descaro y poca prudencia no tuvieron en cuenta que la ventana de mi casa estaba totalmente abierta y sin una cortina que pudiera ocultar mi identidad. Lo que delante de mí pasaba era una completa novedad, no es que no supiera, sin embargo, cosas así solo se leen o salen en las películas, nunca te imaginas que un día llegaras a verlo en vivo y a todo color a una distancia muy, pero muy cerca. Entonces, como si mis fantasías se hicieran realidad, ambas mujeres estaban inclinadas como antes solo estaba mi vecina, los hombres habían cambiado de lugar y cada uno estaba con la chica del otro, se besaron, y comenzaron a montarlas tan brutal y golosamente, que sin darme cuenta yo me asomaba más por la ventana para no perder detalle. Los veía con la boca abierta, con sudor en la frente, con calor en todo el cuerpo y esos ruidos, Dios, estoy segura de que en ese momento yo también quería gemir. Y cuando los 5 estábamos al borde de un colapso (ellos sexual y yo nervioso) mi vecina alzó la mirada y sus ojos fueron directo a los míos. Yo me sobresalté de inmediato, pero me quedé paralizada por aquella mirada imponente. Quise correr, pero solo abrí los ojos y comencé a temblar, me había descubierto, bajé inmediatamente el vidrio de la ventana y esta hizo un ruido cuando chocó con el marco que el vidrio se rompió. Me quede ahí esperando que solo ella estuviera al tanto y aunque así fue, antes de alejarme, me dedico un guiño y una sonrisa malvada.

Pasé días haciendo hasta lo imposible por no toparme a los vecinos y aunque lo estuve logrando, una tarde entraron al elevador detrás de mí. Contesté a su saludo lo más normal posible, aparté la mirada de ellos y traté de esconder mi rostro fingiendo leer algo en mi celular. Ellos actuaban de lo más normal, era yo la que estaba histérica, ahora que lo pienso, se me notaba a kilómetros el rubor de las mejillas. Los minutos fueron eternos. Todo estaba en mi contra, el maldito elevador se había detenido repentinamente. No se cuánto tiempo paso, yo digo que mucho, pero en realidad fueron como cinco minutos, que ellos empezaron a besarse delante de mí, eso no era nuevo, ya lo habían hecho antes, pero en esta ocasión más bien parecía una provocación. Sentía que mientras se besaban, de vez en cuando me miraban para comprobar que los estaba observando, claro que yo solo me dediqué a hacerme la loca, aunque era imposible resistirme, pude contener la tentación. Cuando de pronto y en un ágil movimiento, ambos me acorralaron contra la pared trasera del elevador. Me veían como los leones ven a su carnada fácil y apetitosa. Tragué en seco y sentí como mis piernas temblaron, me dieron unas extrañas punzadas en el vientre y ganas de orinar. Juro por dios, que tenerlos así de cerca me hizo imaginar muchas cosas. Los sentía acercarse lentamente y yo solo me sumía en la fría pared de metal, mi boca se abrió en un suspiro lleno de excitación y justo cuando ambas bocas iban a tocar la mía, se abrió la puerta y salí corriendo, pasando por ellos y entrando a toda prisa a mi departamento. Cerré con llave y tomé una bocana de aire para luego recargarme en la puerta. Comenzaba a tranquilizarme cuando vi una pequeña tarjeta deslizarse por debajo de mí.

Aquella tarjeta contenía una dirección de internet, fui a mi computadora y busqué de que se trataba aquello, pues también tenía anotado con caligrafía femenina en color rojo que decía: te esperamos.

BIENVENIDOS A CLUB SEIS

Bienvenido a CLUB SEIS, Club Swinger por excelencia. Aquí encontrarás seguridad, respeto, privacidad y un servicio de primera clase.

CLUB SEIS es la opción seria y responsable que te ofrece instalaciones para ese encuentro esperado. Somos un CLUB orgullosamente mexicano, creado y pensado para su satisfacción. Cálidas veladas llenas de pasión al estilo SW. Horario: de 10:00 pm a 5:00 am viernes o sábados depende del día de reunión. NO TENIS NO MEZCLILLA LOS VIERNES (excepto sábados) NO HOMBRES SOLOS, NO EN ESTADO INCONVENIENTE, NO CELULARES CON CAMARA. Abierto un día al mes Nosotros no improvisamos ni le engañamos, tenemos 10 años de experiencia dentro de los cuales hemos recibido con agrado, las visitas de personas de diferentes estados de nuestra República y de otros Países como, Estados Unidos,

Reglas básicas:

1.- No, es NO. Por ningún motivo se puede forzar a participar en alguna actividad. Se puede proponer, cortejar, solicitar, pero en el momento en que se diga NO, ahí termina el juego.

2.- Respetaras las citas que acuerdes y avisaras con anticipación cambios.

3.- Acudirás al club con la idea swingers, no hagas perder el tiempo a tu prójimo, es por es muy importante estar seguro de lo que harás.

4.- No ejercerás presión sobre alguna persona, aplica la regla uno.

5.- No hablaras de política o religión dentro del club, se respetuoso. Además, queda prohibido hablar de los swingers con personas ajenas al club.

6.- Protegerás el anonimato de los integrantes del club.

7.- Cuidaras al máximo tu higiene y apariencia.

8.- Trata con respeto a los demás; aunque las damas sean swingers, merecen todo el respeto.

9.- Se cortés, amigable y compórtate con calidez.

10.- Siempre practica el sexo seguro.

 

Al final, venia un número de teléfono donde si deseas participar llamas, te dan la dirección y te preguntan quién es tu Padrino o Madrina, que dicho de paso no tenía ni idea de los nombres de mis vecinos, pero en la tarjeta venia un número de serie, lo proporcione e inmediatamente me llego un mensaje por WhatsApp con la dirección y las instrucciones:

Viernes, 8:00 pm, un automóvil pasará a su domicilio y la llevará a su destino.

Primero dude, claro, como me voy a ir con un desconocido a un club sexual… y sola. Pero después, aunque mi cabeza gritaba que en unos días me encontrarían muerta y sin órganos, cortada en pedazos en algún terreno baldío, como por arte de magia (negra) y como era viernes y el reloj marcaba las 6:00 pm, me dispuse a ponerme lo más sexy posible.

El lugar era lejos y apartado de curiosos, si, tuve miedo, pero no he de negar que mi cuerpo pedía a gritos vivir una experiencia única. Lo necesitaba. Cuando finalmente llegamos, me recibió una señorita quien tomó mis cosas y las puso en una caja fuerte. Entregándome una llave y guiándome al interior, encontré un lugar elegante en tonos negros y rojos, luz tenue, música ligera y con volumen adecuado para tener una charla. Me indicó una mesa y me ofrecieron una bebida. Ahí espere. Estuve al menos diez minutos observando a las parejas, los cuadros, los privados que se cerraban con cortinas de satín, cuando a mi mesa llevaron una invitación, la cual me pedía ir al fondo del recinto y buscar la habitación #8. Al llegar a mi destino, me detuve frente a la puerta, mi corazón latía con mucha fuerza y así, sin más, entre. Y ahí estaban, ese par ya conocido me estaba esperando con una botella de vino, bocadillos y varios utensilios sexuales, no tuve tiempo de arrepentirme, apenas había dado un paso, cuando yo misma había cerrado la puerta.

 

®Amiie Aguirre (Reynosa, Tamps. México)

miércoles, 16 de febrero de 2022

''Buen viaje Mr. Brown'' ®Barón Azul


 ―Abran su libro de literatura a la página ocho, por favor. Vamos a leer Hamlet de William Shakespeare― dijo mi maestro de secundaria, Mr. Brown.

Él era un viejito gordito y bonachón que siempre nos recibía todas las mañanas en la puerta del aula de literatura inglesa. Usaba lentes y su cabeza estaba cubierta totalmente de canas. Era de tez blanca, ojos azules y nos platicó que su padre fue inglés y su madre holandesa.

Al principio pensamos que su clase sería aburrida ya que no nos gustaba leer libros a mis compañeros de clase ni a mí. Yo apenas estaba aprendiendo inglés y se me hacía difícil entenderlo. Tenía poco de haberme mudado de México a un pueblo que está en la frontera de los Estados Unidos. Se notaba que los demás alumnos tampoco le entendían a pesar de que ellos sí dominaban muy bien el idioma. Una vez Ninfa, mi compañera de al lado, me preguntó de qué se trataba la historia que estábamos leyendo porque el inglés británico y las analogías de Shakespeare apenas se podían entender. Yo la verdad le dije que no tenía idea. Solíamos quedarnos sin palabras cuando el profesor nos preguntaba de qué se había tratado el texto que acabábamos de leer; sobre todo esa vez que leímos la historia de Romeo y Julieta.

Por suerte, el maestro supo que su clase no era de nuestro agrado. Tal vez nos vio la cara de hastío. Creo que por eso decidió hablarnos de lo que fue su vida en Inglaterra. En su juventud, según nos contó, tuvo a una novia mexicana que conoció en el pueblo de Bristol, que está cerca de una bahía. Fueron juntos a la universidad UWE (University of the West of England) y aunque él no hablaba español, ella sí dominaba muy bien el inglés, es por eso que se entendieron muy bien. Leyendo libros acerca de México y su cultura, descubrió que a las mujeres mexicanas les gusta que les lleven serenata. Así que decidió aprender a tocar guitarra para cantarle al pie de su ventana. Cuando lo hizo, utilizó un sombrero que pretendía ser de charro, pero era de granjero inglés y con tenis porque no tenía botas. Dijo que tuvo que cantar la canción I Want to Hold Your Hand de Los Beatles porque no se sabía ninguna en español, pero que ella quedó muy contenta y hasta flores recibió. Así que le pedimos que al día siguiente trajera su guitarra a la escuela y nos cantara esa canción lo cual hizo y le salió muy bien. Fue dueño de unos merecidos aplausos por nuestra parte. Al terminar de cantarla no pudo contener unas lágrimas de tristeza y todos nos quedamos helados pues, al menos yo, nunca había visto a un maestro llorar. Nos platicó que días después de su serenata ella falleció en un accidente automovilístico cuando viajaba rumbo a Cantabria, España para visitar a sus familiares.

Pasaron los días y siempre estuvo en la puerta de entrada con una gran sonrisa recibiéndonos en su salón y su maletín sobre el escritorio. Para entonces ya hablaba más inglés y comprendía cada vez más sus historias tan interesantes y hasta chuscas que hacían que nuestros días fueran más agradables. Su clase nos parecía tan cortita que sentíamos que el reloj avanzaba mucho más rápido en ese momento. Una ocasión nos platicó que se fue de parranda con sus amigos. Llegaron a un bar llamado Salón Frontera, que estaba cerca del Río Grande el cual divide a México de Estados Unidos. Bebieron hasta más no poder. Ni él ni sus amigos recordaron cómo fue que cruzaron rumbo a México y amanecieron en un hotel con unas prostitutas. ―Estaba horrible la señora ―decía Mr. Brown― apenas me desperté en la mañana, me puse mi ropa, le hablé a mis amigos para que nos fuéramos, porque seguían dormidos, y cruzamos el puente de regreso a casa. Esa fue la primera y última vez que voy a México― Se reía y su cara blanca se tornaba rosa. A nosotros también nos causaba mucha risa.

Fue un viernes, casi al terminar el ciclo escolar, cuando dieron las ocho de la mañana para iniciar la clase de literatura. Con mis libros bajo el brazo iba por el pasillo de la escuela pensando qué nueva historia nos iría a contar Mr. Brown en esta ocasión. Sin embargo, esta vez no estuvo parado junto a la puerta del salón para recibirnos. Tampoco vi su maletín sobre el escritorio; en su lugar solo había un pequeño florero de cristal transparente con una rosa roja. Fui de los primeros en llegar así que no supe qué estaba pasando. Pasaron varios minutos y todos los alumnos nos quedamos esperando que apareciera por esa puerta para darnos clases. Fue entonces que por el intercomunicador del salón el director nos dio la mala noticia del deceso de Mr. Brown. Sentí que se me hacía un nudo en la garganta y un vacío en el corazón. Volteé a mi derecha y vi que Ninfa estaba llorando. ―Buen viaje, Mr. Brown. Espero que siga teniendo historias fantásticas donde quiera que se encuentre― dije pensando en él cuando nos pidieron que nos pusiéramos de pie y guardáramos un minuto de silencio.

El lunes, al volver a clase, nos recibió una maestra a la que nunca habíamos visto. Tomamos asiento y se presentó ante nosotros. Nos pidió que abriéramos nuestro libro a la página cincuenta y dos para leer el poema de Annabel Lee de Edgar Allan Poe.

 

®Barón Azul (H. Matamoros, Tamps.)