sábado, 12 de septiembre de 2020

''La llegada'' ® Cordero


A lo largo del camino pintado de verde, casi no se percato de las bondades de la naturaleza en el lugar.

Cargaba como muchos una historia que quería dejar atrás, la misma historia que se repite en cada rincón de la tierra donde late un corazon,la misma historia que causa tristeza y ganas de ya no ser, pero que siempre termina por  caer en el olvido, añoranza, y finalmente en nuevos amaneceres fuera de su entorno rutinario

-Pinche vieja-, pensó para sí por un momento,  pensando en todo lo que tenía por vencer de ahora en adelante.

Pero casi al instante le vinieron a la mente las fotografías de su vida los últimos cinco años al lado de ella, Y haciendo un balance instantáneo de las cosa malas y las que no lo fueron tanto, cambio su semblante para dibujar la satisfacción de tantos momentos agradables que habían cambiado su vida tanto, al grado de que ahora dirigían su destino  a un lugar a miles de kilómetros de su casa, el lugar donde creció y donde había hecho su vida hasta antes de que ella apareciera.

Por la radio del taxi, oía la canción de una estación local

“ Me fui muy lejos para ver si acaso, me olvidaba de lo mucho que te ame, busque otros brazos para ver si acaso………”

El chofer no hablaba, respetaba el silencio del pasajero hasta que entro al pueblo.

Cuál es la dirección señor

El Hotel Solymar, contesto en automático Aproximándose al lugar ,ya dentro de terrenos habitados fue que empezó a reparar en la gente, las casas, los negocios, el pueblo en general hasta que llegaron a la Recepción del modesto hotel.

Una vez instalado empezó a sacar las pocas pertenencias que había traído, no quiso cargar con nada de lo que tenía en aquella casa. La oferta de trabajo que había aceptado para trabajar en la compañía petrolera cerca del mar, en la costa del golfo en el sureste del país le iba a permitir comprar todo lo que necesitara para su nueva vida.

Traía solamente lo indispensable para su primera semana de trabajo. De ahí en adelante se abriría otra puerta que sustituiría a la que había dejado cerrada en su vida muchas horas atrás.

A sus cuarentaycinco años, en plena madurez, el sol que vislumbraba a lo lejos le prometía un cambio total en aquel pueblo donde ejercería su profesión de ingeniero petrolero.

Abrió las cortinas de su habitación y miro las torres de la iglesia del pueblo junto al edificio que albergaba la presidencia municipal. La gente empezaba a retirarse a sus casas y la plaza frente a ellos empezaba a adquirir la nueva fisonomía para sus momentos.

Había llegado al Paraíso, el nombre del pueblo.

Probablemente lloraría a solas evocando cosas del pasado porque aun era reciente su tragedia emocional

La extrañaba, claro que la extrañaba.

Pero sabía que el tiempo borraría todo, las estadísticas que conocía le hacían confiar en ello.

Cerro las amplias cortinas de la habitación número 32 del Hotel Solimar, se recostó sobre la cama impecablemente limpia. Cerró los ojos y dejo transportar su mente muy lejos del lugar. 

 

® Cordero (H. Matamoros, Tamps. México)

 


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