sábado, 26 de septiembre de 2020

''Entre sirenas'' ® Mary Esther Cruz Hernández


Era un día planeado con mis hijos y mi bella esposa ella ha estado un tanto distraída, fastidiada ¿será que ya no me ama? …Es mi segunda pareja y tenemos dos hijos, estábamos en la playa disfrutando un día en familia; quise decirle tantas cosas al verla entre la luz del sol quemando su bella piel blanca, tersa, suave; a pesar de mi edad me siento fuerte amo a mi familia ¡no quiero que me abandone! Llegamos a las escolleras, había un letrero de prohibido nadar el cual ignoramos porque hemos nadado en estas playas desde niños.

Anoche soñé que era feliz miraba gaviotas pasar a lo lejos; cada día al levantarme la siento distante ya no es como antes evade mis besos, se duerme retirada y recuerdo que para buscar ser feliz con ella deje a mi anterior esposa; últimamente la he oído llorar en silencio mi corazón de viejo sabe que ya la perdió.

Los niños son cariñosos  por ellos daría la vida sin pensarlo, quizás he sido un hombre mujeriego, cambiando de mujer constantemente, en mi afán de presumir con mis amigos; de pronto  observo a  Alejandro mi hijo menor,  se metió a nadar y  cada vez se está alejando más ¡le dije que regresara haciendo señas, le gritamos pero se ve que no puede! veo con asombro que  mi hijo mayor se arroja al mar para rescatarlo,  casi sin pensarlo me aventé  yo también; los alcancé a lo lejos éramos tres en la inmensidad, tragando agua salada, cuando de pronto comencé oír el sonido de las caracolas y el dulce canto de las sirenas que me invitaban  a dormir, largo rato estuvimos en la lucha contra las olas, que nos llevaban más lejos pero ellos con su mirada  me decían papá ¡estoy bien! renovando mis esfuerzos.

Ante mis ojos fueron pasando mis tantas vidas, unas a escondidas de otras, el cariño y odio de mis mujeres, las mentiras que acabaron con sus vidas, escuché las risas de mis muchachos  creciendo sanos y fuertes, su llanto en cada despedida; recordé  el desenfado de mis alumnos así como su respetos y  los  reclamos llegaban a mis oídos ¡eres el mejor maestro de la escuela, amigo y confidente de la juventud pero no tienes disciplina y la vida que llevas es un desastre! el aroma del café caliente al llegar  a mi clase cada mañana, los chistes estúpidos y mi izquierdismo burlón;  mis años de hijo, de alumno y de padre todo dentro de mi pasó en un segundo; mi vida personal nunca fue un ejemplo engañe a mi esposa, a mis amantes, a mí por sobre todo;  siento que he seguido mis impulsos e instinto dañando a los que me acompañaron en cada etapa de mi vida.

Aquí entre las olas puedo sentir la respiración entrecortada de mis amores, tanto camino andado, cada esfuerzo en tenerlo todo, el mejor auto, la mejor casa, para darme cuenta lo único importante está luchando entre mis brazos, siempre lo dije por mis hijos daría la vida y se me está yendo en este corazón cansado creo que no soy tan fuerte ni joven.

¡He llegado mis hijos salen tambaleándose! ¡uno vomita los ayudo, trato de abrazar a mi esposa, pero llora observando un cuerpo inerte! ¡mi hijo! no dios mío soy yo, ahora que me acerco veo mi cuerpo tan lejano a la lucha contra el mar, regresé con el último suspiro ¡pero mis hijos están sanos! Es un trato dar una vida por otra, ahora vuelvo a dormir el alma entre caracolas regreso a ti que me recibes con delfines y sirenas, siempre he dicho que no existe un mejor lugar para descansar que el mar.

 

 

® Mary Esther Cruz Hernández (Cerro Azul, Veracruz)

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