jueves, 27 de agosto de 2020

Archivos de la Casa del Barro Negro Anexo No. 53 Chaneques


Los Chaneques o Aluxes, como también se les conoce, son seres muy peculiares aún en el mundo del mágico de México.

Pues por su altura que no rebasa los sesenta centímetros, una actitud traviesa y las facciones infantiles de sus rostros, lograrían pasar por niños humanos, de no ser, por que tienen una de sus orejas puntiagudas mocha, las piernas volteadas hacia atrás y unos profundos ojos negros que denotan una maliciosa inteligencia.

Son capaces de hablar Náhuatl y Maya, algunos incluso usan unas cuantas palabras en español, pero la gran mayoría gusta de hablar en su propio dialecto que resulta difícil de comprender hasta para los magos y chamanes más experimentados.

Podemos encontrarlos por todo el territorio, pero es en las zonas de Tabasco, Veracruz y Chiapas donde proliferan las más grandes congregaciones de estos seres.

Quienes, a pesar de proceder del inframundo, poseen una marcada afinidad por la naturaleza que los hace proteger fieramente la integridad de cada animal, árbol y río que imperan en los bosques y selvas del sur de nuestra nación.

Para ello hacen uso de una velocidad extraordinaria y una habilidad tan inusual como temible, conocida como “el tacto del aire”, la cual hace que con el solo roce de uno de sus dedos, sean capaces de fragmentar el alma de un humano.

La única forma de revertir dicho mal es por medio de un antiguo ritual chamánico que consiste en exponer al afectado al humo del copal, hacerle beber un té procedente del peyote y realizar canticos de sanación hasta que su Tonalli vuelva a restaurarse.

Hoy en día, dicho rito es conocido por toda la comunidad mágica de México, aun así, sí esté no logra practicarse a tiempo podría incluso costarle hasta la vida al maldecido.

Fue en la época de la conquista donde se presentaron los más altos índices de muertes provocadas por chaneques.

Esto debido a que, por sus juguetonas triquiñuelas, los Aluxes fueron confundidos por los primeros hechiceros venidos de Europa al Nuevo mundo, por traviesos duendecillos, idénticos a los que ellos estaban acostumbrados a ver en sus tierras.

Siendo así que considerándolos una plaga, trataron de ahuyentarlos de los claros donde planeaban alzar sus asentamientos.

Aquello resulto contraproducente, pues los seres defendieron fieramente sus tierras y de no ser por la intervención de los chamanes Mayas, quienes inculcaron a los magos ibéricos como sanar tal mal, las muertes hubiesen superado los miles.

Hoy en día y para prevenir que las muertes ocasionadas por chaneques vuelvan a suceder, los agentes de la Casa Del Barro Negro se aseguran de mantener a las personas sin magia, lejos de los bosques y junglas que están bajo la protección de los Aluxes.

A continuación, y por último, unos cuantos lineamientos y sugerencias para la interacción segura con estos entes:

Lineamiento número 1: Ser respetuoso con cada forma de vida que prolifere en sus dominios.

Lineamiento número 2: Jamás debe permitirse su entrada al hogar, pues son traviesos y curiosos inquilinos, que no dudarán en jugar con los peligrosos reactivos alquímicos de los gabinetes.

Lineamiento número 3: Si se desea servirse de su facultad como guardianes de la naturaleza para proteger los jardines y huertos, es preciso colocar un pequeño altar en su nombre, repleto de dulces y pulque para atraerlos.

Pd: debe definirse de manera correcta los límites del jardín, pues de lo contrario estos entes entrarán en conflicto con el lineamento número dos e invadirán los hogares.

Fin del anexo.

 

® Ronnie Camacho (H. Matamoros, Tamps. México)

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