martes, 16 de mayo de 2023

''La Pinche de mi Suegra'' ® Baltazar Cordero Tamez


Mi suegra se llama Carmen, nunca me quiso del todo, se opuso siempre a mi matrimonio con Caro su hija menor.

Sin embargo, con paciencia y razones inteligentes le pudimos demostrar que el amor de pareja es cosa de Dos y solamente dos deciden.

A regañadientes, un día acepto recibirme en su casa para a ver la petición formal de matrimonio.

Mi suegro era otra cosa, un hombre extrovertido que se llevaba bien con todo mundo y que en ningún momento mostro objeción a nuestra relación. Pero la mujer mandaba en esa casa y a él le daba igual

El día que mi suegro partió de este mundo, le lloramos como cuando cualquiera de nuestros seres queridos y no tan queridos, trasciende.

Doña Carmen. Mi suegra, vivió el duelo por unos algunos años, afortunadamente no tenía necesidad de trabajar pues el difunto le dejó una buena pensión y algunas propiedades coma para no pedirle nada a nadie ni a sus hijos por el resto de su vida

Pero, acostumbrada a ser apapachada y tener todo a la mano por su consorte, nunca trabajo fuera de casa, y a pesar de su mal genio, la dedicación a sus hijos era siempre su prioridad.

Ahora con todos ellos casados, el tiempo de su vida se le iba a hacer eterno. Además del cuidado de su jardín y las plantas de ornato que tenía en su casa, nunca pensó en estudiar ni hacer algo más productivo de manera diferente.

Después del novenario, las visitas de sus hijos y nietos empezaron a escasear y cada uno siguió el ritmo de sus vidas.

-¿Y por qué no estudia algo mama ?- le pregunto una de sus hijas una tarde que tomaban el te

-Aun eres joven y te puede servir de terapia. Hay muchas escuelas nuevas-

-Nunca lo había pensado, no pensé que tan pronto me iba a quedar sola, pero déjame ver hoy en la noche veo las opciones, consultaré con las amigas del club de jardinería qué me pueden aconsejar-

Dos semanas después, la viuda charlaba con sus amigas de toda la vida en el café de moda de la ciudad. Había reiniciado recientemente sus reuniones con ellas.

Muchas opciones le habían dado y después de analizarlas tomo una decisión.

Un domingo después de la barbacoa y aprovechando qué sus hijos estaban de visita les dio la noticia.

-Voy a estudiar, ya lo pensé bien, es una carrera de dos años y es algo que siempre pensé. El próximo lunes voy a las inscripciones, las clases empiezan en dos semanas-

-Que padre abuela-comentó uno de sus nietos

-Me alegro por ti-le dijeron los demás hijos

-La escuela está a 5 minutos de aquí a dos calles del parque Bicentenario, el coche está en muy buenas condiciones aun, lo usare mientras me compro un carro del año, ahorita que aun puedo manejar-

-Qué bueno mami, lo que necesitas avísanos-

Su primer día de clases, estaba tan emocionada como el día que ingreso a la escuela Secundaria, se sintió familiarizada con el grupo pues había varias mujeres no tan mayores como ella, pero con las cuales podría hacer una buena relación de compañerismo para las clases.

Con su nueva actividad, Carmelita se olvidó de todo el tiempo que perdía viendo los programas de chismes de la televisión, y las horas interminables en los grupos de Chat del WhatsApp.

Realmente estaba entusiasmada, quizá muy en su interior había deseado ir a hacerse de una carrera profesional mientras atendía a sus hijos.

Pero la educación de sus vástagos siempre fue su primera prioridad, su pareja proveía todos los suministros necesarios para el funcionamiento de su hogar.

Ahora, estaba feliz, su nuevo estado civil le venía como anillo al dedo.

Se convirtió en una alumna muy brillante, como la mayoría de los adultos que se inscriben en la edad adulta en cualquier carrera, el trato común la mayoría de sus compañeros jóvenes le había inyectado una buena dosis de ánimo y juventud.

Asistía a los festejos de cumpleaños y de algunas efemérides que organizaba el grupo y realmente disfrutaba de su nueva vida.

La parte práctica de su carrera le obligaba a desembolsar grandes cantidades de dinero, sobre todo, el día que tenía que hacer una presentación de lo aprendido. Los exámenes tetramestrales que presentaba teóricamente conseguían siempre una distinción de honor de parte de sus maestros. Y el Laboratorio y la parte práctica eran un éxito.

Unos meses antes de su graduación empezó a trabajar sobre su Tesis Profesional, sin embargo, al hacer lista de todos los requerimientos e investigaciones que tendría que hacer se dio cuenta que necesitaría apoyo personal de alguien más para la presentación de su examen.

Consulto con sus hijos, pero la mayoría estaban muy ocupados cada quien en su propio trabajo y no podrían asistirle.

Entonces Carolina su hija menor, mi esposa, consideró conveniente ayudarle. A pesar que tenía a un par de gemelos de tres meses de edad cuidando, le ofreció la ayuda.

-Pero como le vas a hacer- fue mi reclamo para mi pareja

-Quien se va a hacer cargo de los bebes, tus otros hermanos tienen más tiempo que tu-

-Es que nadie puede-

-Pues alguien fuera de la casa. Que le pague a otra persona, al fin que tiene suficientes recursos-

Durante varios días, la relación con Carolina estuvo muy tensa, ¿por qué ella?  los demás cunados y parientes nunca apoyaban del todo.

A gritos y sombrerazos accedí para n o hacer más grande la tensión.

El día de la Graduación, mi suegra obtuvo los mejores honore por ser la alumna más distinguida, el mejor promedio y había conseguido una beca para continuar una maestría en el Extranjero.

Todo mundo estaba feliz y las amistades no dejaban de felicitar a Carmen.

Tras la ceremonia protocolaria, las autoridades correspondientes invitaron a los asistentes al Laboratorio para presenciar el desarrollo de la practica final de la Mejor tesis presentada por la generación.

Grandes elogios se llevó Carmen después de la presentación, sin embargo, tuvo que reconocer en público la ayuda presentada por Carolina, quien también se llevó una gran ovación.

Al terminar, mi suegra seguía sonriendo satisfecha, feliz, por fin había conseguido realizar un sueño concebido tras la muerte de su pareja de toda la vida, su título universitario como Chef Profesional

A un lado de ella, recibiendo flashazos de las cámaras presentes, y muy orgullosa de su aportación como asistente en el Banquete preparado para validar el título de Chef, Carolina también sonreía.

Muy a mi pesar, tuve que reconocer el esfuerzo de Carmen, pero más que nada, sentí también un orgullo enorme de contar en mi vida con la presencia de Carolina, mi esposa, que se había ofrecido para fungir, en el día de su graduación, dadas sus dotes culinarias, como la Pinche de mi suegra.

 

® Baltazar Cordero Tamez (H. Matamoros, Tamps. México)


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