miércoles, 30 de octubre de 2024

''No hay nadie'' ® Jazmín Hernández


El miedo es una constante para algunos; para mí, es una sensación natural, al menos una emoción a la cual me he acostumbrado extrañamente. Desde hace tiempo, solo siento como si algo estuviera mal a mi alrededor, pero nunca logro descifrar qué es lo que ocasiona eso. Mi vista se enfoca en lo que veo, pero no veo nada extraño; por ende, solo mi miedo no tiene alguna base clara.

Ante la duda que me causaba esto, continuaba con mi día. Primero, caminaría hacia la preparatoria, donde me concentraría hasta donde mi atención me lo permitiera. Uno de mis problemas es que soy una persona distraída; suelo olvidarme de las cosas o perderme en mis pensamientos. No sé cómo controlar eso. Al llegar, noto una butaca extraña en donde solía sentarse una persona de la que no recordaba su nombre. Simplemente no entraba en mi cabeza quién era esa chica. Al final de cuentas, no había venido. Volví a voltear hacia la ventana hasta que alguien me habló con enfado.

—No te vi en el funeral de Evelyn —gritó la chica, enojada, pero yo no era capaz de distinguir su rostro.

—¿Quién es Evelyn? —pregunté confundida; no recordaba conocer a ninguna. La chica me miró con enojo y, en cuanto menos lo esperé, sentí un fuerte golpe en mi rostro. Cuando levanté la mirada, aquella chica se había ido. No sabía por qué, pero eso se sintió como un extraño déjà vu.

Miré de nuevo hacia la clase, donde parecía que no había nadie, por lo que salí hacia el salón de los últimos años, esperando ver a la única persona que reconocía: mi mejor amigo, Billy. Pero al abrir la puerta, solo vi otro salón completamente vacío. Sin embargo, en la butaca de Billy había una foto suya con varias flores a su alrededor. Estaba extrañada por qué había flores en ese asiento, por qué no había nadie más en la escuela más que yo, y por qué parecía que la sensación de miedo latente en mi pecho se intensificaba a cada minuto, como si supiera algo acerca de todo.

Con un incesante malestar en mi estómago, decidí que solo me recostaría en la butaca de Billy, esperando que este me despertara, pero nunca pasó. Al abrir los ojos, todo seguía igual, como si nada hubiera pasado.

Volví a dirigirme al salón; ahora eran cuatro cuadros los que estaban en los asientos. Tres de ellos no los reconocía, pero el otro no lo entendía en absoluto, ya que aquella de la foto era yo. Volví a sentir aquella sensación en mi estómago. Aún confundida de lo que pasaba, decidí irme a casa, pero estaba igual de vacía. Supuse que seguramente estaba soñando, pero al siguiente día solo pude comenzar de nuevo con un ciclo interminable donde aparecían y desaparecían cuadros, donde no parecía haber ninguna señal de vida en ningún otro lado.

Empecé a tratar de recordar desde cuándo había pasado eso, pero no tenía siquiera un celular y todos los aparatos eléctricos habían desaparecido. No había necesidad ni de usar lo más básico, puesto que parecía que veía muy bien aunque estuviera oscuro, y mi apetito era inexistente.

Sin embargo, había algo que no había revisado: el periódico. Con prisa, me dirigí a la tienda más cercana, que, para mi sorpresa, estaba completamente abandonada. Pero había un periódico, el cual me puse a ojear. Su contenido me dejó helada, ya que ahí estaba mi foto con el encabezado: “Joven chica es encontrada en las vías del tren; las investigaciones dicen que pudo tratarse de un suicidio.” Al leer eso, comencé a tratar de recordar algo de esto, pero mi memoria no era lo suficientemente buena como para recordar aquel evento.

Sin embargo, otro evento que se me vino a la mente fue el de Billy. Ambos estábamos en su moto debido a que quería ir con él a un festival de música. Él se estrelló contra un camión, pero al haberme dado su mejor casco, el de él se rompió, y vi cómo lentamente la vida se le iba de las manos. Tiempo después, Evelyn, quien solía ser la chica más alegre, decidió lanzarse del último piso del edificio donde vivía; la causa se dijo que su novio la había empujado.

Dos chicas más habían sido asaltadas justo cinco días después de los desafortunados eventos, pero yo no recordaba cómo había terminado en las vías del tren, aunque, haciendo memoria, quizás el trauma me había hecho lanzarme. Al fin y al cabo, Billy significaba mucho para mí, y verlo morir seguramente me había destruido emocionalmente.

Tras recordar esto, sentí como mi cabeza dolía, lo que provocó un ligero desmayo. Al despertar, me encontraba en un ataúd, donde extrañas personas que no reconocía lloraban sin parar, pero yo no podía moverme.

 

® Jazmín Hernández

 

0 comentarios:

Publicar un comentario