''Juventud y Sexualidad'' ®Sheina Leoni
El termino juventud es muy ambiguo, ya que el concepto presenta muchas divergencias en relación a las épocas de estudio, contenido social o biológico al cual nos referimos.
Entonces, es prioritario clarificar qué entendemos por juventud, aceptando que este concepto se ha transformado al igual que también ha variado la composición y proporción del contingente de jóvenes respecto al total de población mundial.
Por lo tanto, y a efectos de clarificar el trabajo utilizaremos en primera instancia la definición utilizada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas, que define a :
La juventud como la población comprendida entre los 14 y 25 años, un momento muy especial de transición entre la infancia y la edad adulta, en el que se procesa la construcción de identidades y la incorporación a la vida social más amplia. La adolescencia y la juventud son conceptos socialmente construidos en virtud de los cambios y similitudes que acontecen en los ámbitos biológicos, psicológicos y culturales; por consenso, se ha establecido que la adolescencia trascurre entre los 10 a 19 años, y se define a la juventud propiamente dicha entre los 20 a 25 años”
Si aceptamos, que la “juventud" es un proceso de transición por el cual se pasa de la dependencia completa, que caracteriza a la infancia, a la plena autonomía que es la propia de la vida adulta, hay que admitir que este proceso no siempre transcurre de igual forma. Hace unos años, desde los quince años, o incluso antes, los chicos empezaban a trabajar en el campo como agricultores o jornaleros, en la fábrica como aprendices, o tal vez en un comercio u oficina. En el caso de las chicas la situación era, si cabe, más dura, ya que independientemente de la clase social a la que perteneciera, estaban prácticamente excluidas de la educación y pasaban de la dependencia del padre a la de su marido. Si, además, eran de clase modesta, desde niñas se incorporaban al servicio doméstico y debían ayudar en las tareas de la casa y en el cuidado de sus hermanas y/o hermanos. Afortunadamente, desde el último cuarto de siglo esta situación ha cambiado bastante, existiendo más flexibilidad para elegir su futuro y nuevas dificultades propias de un nuevo contexto. Este fenómeno, conocido como moratoria social o juventud prolongada, es típico de las "sociedades modernas". El período educativo, la dificultad para encontrar un puesto de trabajo, la edad de contraer matrimonio, edad para independizarse, etc., todo ello obliga a que se dilate el tiempo de estancia en el hogar familiar. Y el reconocimiento y la defensa de los derechos vinculados a la salud sexual y reproductiva constituyen una pieza fundamental de los avances sociales que los jóvenes han logrado en los últimos tiempos. La posibilidad de ejercerlos en un marco de respeto por los demás, inclusión y reconocimiento de la diferencia y cuidado de la salud, la sexualidad es un elemento fundamental en todos los momentos del desarrollo humano.
La Organización Mundial de la Salud, sostiene que la sexualidad humana abarca tanto las relaciones sexuales (el coito) como el erotismo, la intimidad y el placer. La sexualidad es experimentada y expresada a través de pensamientos, acciones, deseos y fantasías. En la actualidad, cada persona escoge cómo vivir su sexualidad, aunque esta decisión suele cambiar a lo largo de los años. Se puede hacer una primera distinción entre quienes mantienen relaciones sexuales para procrear y quienes lo hacen para sentir placer, siendo esta última característica fundamental en los jóvenes. Entendemos que el ser humano, involucra prácticas y experiencias relacionadas a la satisfacción, a la afectividad, al placer, a los sentimientos, al ejercicio de la libertad y a la salud. La sexualidad es una construcción histórica, cultural y social, y se transforma de acuerdo con las relaciones sociales. Sin embargo, en muchas sociedades sufren censura y limitaciones en sus posibilidades de vivencia plena por causa de la construcción de mitos, tabúes, preconceptos, interdicciones y relaciones de poder.
Para Foucault (2014), la sexualidad es una relación de poder entre hombres y mujeres, padres e hijos, educadores y alumnos, sacerdotes y laicos y otros. Esas relaciones son establecidas de acuerdo con los presupuestos de determinada cultura sobre el sexo, una vez que existen variaciones en contextos espaciales y temporales de la historia de cada pueblo. La juventud es un momento de (re) descubrimiento y la sexualidad se construye en el transcurso de la vida. Es parte de la historia personal de cada persona tejida por las relaciones interpersonales entre individuo, el ambiente, la cultura y su contacto con el ideario de visiones del mundo. Es en ese sentido que Foucault (2014) refiere que la sexualidad no se construye solo en la dimensión biológica, pero principalmente en el imaginario. La sexualidad está en el plano no solo en lo palpable, sino también en el discurso que lo sustenta.
Respecto a los jóvenes, es bueno tener claro que, la iniciación sexual de los mismos ocurre antes que informaciones y conocimientos importantes hayan sido internalizados. Esa falta o escasez de conocimiento e información caracteriza un contexto de vulnerabilidad, con exposición a situaciones de riesgo, ausencia de preocupación con medidas preventivas en relación al uso del preservativo como forma de protección del embarazo y de las infecciones, por ejemplo. .Es importante destacar también que la diversidad sexual humana nos indica que existen muchos modos de ser mujer u hombre, varias orientaciones sexuales e identidades de género, más allá de los rígidos estereotipos. Hoy en día se utilizan las siglas GLTB (o LGTB, LGBT+) para designar al colectivo de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales, que han sido quitados de la lista de enfermedades psiquiátricas.
Por lo tanto, tengamos en cuenta que no es posible comprender la sexualidad sin tener en cuenta a la persona en su conjunto. La sexualidad está presente en las tres dimensiones que configuran al ser humano: Biológica (las primeras células del organismo ya están diferenciadas sexualmente), Psicológica (cada persona tiene su propia orientación sexual y la vive de una forma particular) y Social (nuestra socialización y educación están filtradas por el hecho de que seamos chicos o chicas). Y que además el comportamiento sexual ha ido cambiando en función de la realidad de cada época, y también varía a lo largo de la vida de una persona.
Y en última instancia, es bueno destacar que la educación sexual es un recurso fundamental que todas las comunidades deberían usar a la hora de formar a sus niños y jóvenes. Lamentablemente los seres humanos hemos desarrollado miedo y vergüenza alrededor de nuestra propia sexualidad, lo que conduce inexorablemente a la desinformación y a la represión, con sus terribles consecuencias. Estamos en el siglo XXI, era de los Derechos Humanos en toda su plenitud, y así debería considerarse, respecto al tema que nos invoca.
®Sheina Leoni
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