jueves, 4 de marzo de 2021

''Incondicional'' ®Lázaro Mayorga


 Lorenzo sale casi corriendo de la difusora donde trabaja como locutor, y se dirige a su coche. Cuando introducía la llave para abrir la puerta, una figura femenina se le acercó y una voz, un poco tímida se escuchó a su espalda.

-¡Ho, hola amor! - Él se voltea un poco impaciente pues tiene prisa en marcharse.

La muchacha se le acerca y le da un ligero beso en la comisura de los labios.

--Ha, eres tú...Raquel...

--Veo que no me has olvidado del todo. - Lorenzo sin disimular, mira impaciente su reloj mientras le contesta.

--Tú fuiste la que se desapareció de mi vida hace... ¿cuánto tiempo?

--Un poco más de un año, pero veo que tienes prisa. ¿Me podrías regalar unos minutos? ...Tengo algo que contarte. - El miró una vez más su reloj. Se le hacía tarde para esa cita que tenía con una guapa chica. Miró a Raquel para disculparse, pero había tanta súplica en su mirada que terminó aceptando.

Se dirigieron en su auto a una Placita cercana y lo estacionó bajo la sombra de un árbol. Aún no terminaba de apagarlo cuando su acompañante se le abalanzó abrazándolo y besándolo con desesperación. Tomado por sorpresa, Lorenzo titubeó unos segundos, pero al sentir esas ardientes caricias, correspondió de igual manera.

Hace tiempo, Raquel fue su novia, bueno en realidad nunca hablaron de noviazgo. Cuando él iniciaba sus prácticas como locutor, ella fue su fiel radio escucha desde el principio. Le hablaba con frecuencia por teléfono para solicitarle alguna melodía o para charlar un rato.

Un domingo lo esperó a la salida de la estación de radio para conocerse en persona. La química entre ambos fue instantánea, y una hora después ya estaban uno en los brazos del otro. De ahí en adelante esa fue la regla no escrita ni dicha.

Los domingos por la tarde ella lo esperaba, y luego, juntos se iban a donde pudieran estar a solas. Ella no cuestionaba ni exigía nada, simplemente se entregaba en cuerpo y alma, y al anochecer tomaban rumbos distintos.

Esta situación duró como medio año, De repente la chica desapareció de su vida. Dejó de ir a su cita de cada domingo y de hablarle por teléfono, y por más que Lorenzo quiso buscarla, no supo ni por donde, porque ella nunca dio muchos detalles de su vida.

Y el día de hoy, después de tanto tiempo regresa y está aquí, acariciándolo como en aquel tiempo. La joven hace una pausa y le susurra al oído.

--¡Mi amor, vemos a donde podamos estar a solas! - Olvidando por completo su otra cita, él no se hace del rogar y enciende su auto para ir en busca de algún nido de amor.

Unas horas más tarde, el joven para su coche frente a la casa que le ha indicado Raquel, donde vive una tía de ella.

Lorenzo mira como la chica se ha quedado sentada dentro del auto muy pensativa y sobándose continuamente el estómago.

----¿Te sucede algo mi vida? - La muchacha, mirando siempre hacia adelante, a la nada, contesta en un susurro.

----Estoy segura de que ahora si se me va a lograr.

----No, no te entiendo... ¿Lograr que? - Raquel se voltea hacia él, y mirándolo a los ojos le dice.

----Hace meses quedé embarazada de ti.

----¡Que! ¿Como? ¿Porque no me dijiste nada? Yo...-Sin dejarlo terminar ella lo interrumpe.

----¿Avisar? ¿Para qué? Se de tus pensamientos de que no quieres esa clase de compromisos por ahora, porque vas empezando tu carrera como locutor. ¡Por eso nunca te exigí nada! - Casi sin respirar, ella siguió hablando, de prisa.

----Quizás no me lo creas, pero para mí eres el amor de mi vida.

Tal vez tampoco te diste cuenta de que antes de ti solo me había entregado solo una vez, y fue a mi novio que vivía cerca del rancho de donde soy originaria. ¡El muy canalla! Solo esperó a hacerme suya y salió huyendo a Houston, dizque a trabajar y ya no regresó.

Cuando te conocí, aún no me explico cómo me entregué a ti desde la primera cita, como si fuéramos amantes desde siempre. - Guardó silencio unos segundos, pero como él solo la miraba sin decir nada, continuó.

----Cuando quedé embarazada me retiré al rancho de mi familia, y mi padre al darse cuenta de mi estado casi me mata, pero gracias a mi madre que por primera vez lo enfrentó, se logró respetar mi decisión de ser madre soltera.

Por desgracia el niño se me vino y estuve muy grave. ¡Era varoncito Lorenzo, tu hijo era niño! - Unas lágrimas rodaron por su rostro moreno. El joven, conmovido la atrajo hacia su pecho y le daba pequeños besos en la cabeza.

Ella se mantuvo unos minutos así, acurrucada en sus brazos. después se fue zafando despacio y se secaba las lágrimas.

----He esperado el tiempo suficiente para estar bien, y por eso, en estos días en que ando ovulando regresé a que me amaras de nuevo, porque así lo deseo. ¡Quiero tener un hijo tuyo! - Lorenzo abrió la boca para protestar, decir algo, pero la chica le pone dos dedos sobre los labios y le dice.

----¡Déjame terminar! Por favor. Hoy mismo me regreso al rancho, ¡y por favor no me busques! ya que nadie te va dar razón de mí. Tu sigue con tu vida y tus planes. Se muy bien que vas a triunfar como locutor y en todo lo que te propongas, porque tienes carisma y talento.

Por nuestro hijo no te preocupes, te prometo hacer de él un hombre de bien, y estoy muy segura de que será guapo e inteligente como tú. - Y sin darle tiempo a más nada, le da un ligero beso en los labios, se baja del auto y más que caminar, corre hacia la casa.

Lorenzo saca medio cuerpo del coche, y le grita desesperado.

---¡Raquel, Raquel... Óyeme Raquel! - La joven sin voltear, se introduce rápido, cerrando la puerta a su espalda.

El joven, frustrado, se mete de nuevo al automóvil, y después de darle varios golpes al panel, lo enciende y se aleja de aquel lugar derrapando llanta, mientras unas lágrimas resbalan por su rostro.

 

®Lázaro Mayorga (H. Matamoros, Tamps. México)

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