martes, 27 de octubre de 2020

''Felices 27'' ® Kimberly Patricia Juárez Vázquez


 Mi amor por la fotografía comenzó desde muy pequeña, recorrer la habitación de la abuela admirando su vida en imágenes, me fascinaba saber cada historia detrás de cada foto, era la razón por la que mis padres me obsequiaron mi primera cámara a los seis años.

Desde entonces comencé mi recorrido lleno de fotografías, buscaba capturar todo aquello que alimentará mi curiosidad. La abuela siempre decía que yo heredé el don de la tía Florencia ya que ella tenía el mismo amor por la fotografía, pero la muerte se la había llevado a sus 27 años. Ella estaba inmortalizada en fotografías de sus viajes por Europa y por algunos otros pueblos pequeños de nuestra ciudad natal, era admirada y amada por todos, ya que nuestra familia tiene una particularidad al ser pelirrojos era fácil reconocernos en la cuidad y asociarnos  con el trabajo que llevo a la fama a mi tía, la gente era muy amable y cálida con nosotros ya que siempre manteníamos viva la memoria de la mujer que llevo en alto la esencia de nuestra ciudad, por el mundo en sus exposiciones.

Nunca olvidare el verano cuando tenía 11 años y explorando un poco por el parque intente tomar una fotografía a un precioso gato negro, se encontraba entre los arboles más altos, no me fije muy bien, y caí de una rama alta, una mujer pelirroja de rostro borroso logro sostener mi cuerpo haciendo que el golpe no fuera tan grave, trate de sacudir mi cabeza para mejorar mi vista, pero solo su amplia sonrisa logre ver, antes de que ella corriera hacia la muchedumbre de la plaza principal, corrí como pude hacia mi madre y abuela a contarles lo ocurrido, pero solo recibí un enorme regaño por mi hazaña con el gato. Mi abuela no pareció sorprendida por decirle que vi a la tía Florencia. Al llegar  casa mi abuela,  me obsequio un prendedor en forma de mariposa que siempre llevaba consigo, me dijo que era el accesorio más preciado de la tía Florencia, pero que ahora me pertenecía, como otras cosas, que en el momento en que mi abuela muriera, me serian entregadas. Desde entonces no volví a tocar el tema con nadie de mi familia y aunque jamás me volví a sentir sola, en ningún sitio sabía que la tía Florencia me cuidaba o al menos me acompañaba, nunca le tuve temor o algo que me hiciera pensar que ella queria hacerme daño, a veces solía platicar con ella sobre mi primer amor, las dudas y temores de la adolescencia. A mis 17 años tuve la despedida más triste. La muerte de mi abuela fue muy triste, pues fue el comienzo de la ruptura de mi familia. En el testamento de la abuela, como lo prometió, me heredó algunas pertenencias de la tía Florencia que tendría acceso hasta que cumpliera la mayoría de edad, pero entonces la separación de mis padres fue dura y en los peores términos el amor parecía haberse esfumado como si mi abuela lo hubiera tomado llevándoselo a la tumba con ella.

Al cumplir 18 años tome mi propio camino olvidándolo todo, tome el primer vuelo hacia Europa e hice el mismo recorrido que hizo mi tía, no pare hasta recorrer las misma calles, me sentía incluso más viva, la alegría por ambas era más que evidente, ella me guiaba por corazonadas hasta que los pueblos mágicos de Grecia me llamaron y decidí que era momento de  tomar un respiro y disfrutar a profundidad mi estancia en ese lugar, encontrar un lugar donde quedarme no fue difícil, una buena mujer me ofreció quedarme en una cabaña que colindaba con la posada que ella tenía y con la que se mantenía, la única condición para que viviera ahí era que le diera vida a ese lugar y gustosa acepte, el tiempo fue bueno conmigo, comencé a ganar dinero tomando fotografías a los turistas o mostrándoles lugares pocos transitados que explorar fungiendo como guía, parecía que por fin había encontrado un lugar en donde estar en paz y hacer lo que más amaba. Todo lo que ganaba iba destinado a la restauración que poco a poco paso de un lugar lúgubre a un verdadero hogar.

La presencia de mi tía seguía conmigo, siempre me guiaba por nuevos lugares o nuevos potenciales clientes, pero finalmente llego aquel hombre que además de capturarlo en fotografías, capturo mi corazón.

Thomas era su nombre, un hombre lleno de encanto, era todo lo que deseaba en un compañero de vida, paso de quedarse una temporada a quedarse un año en todo ese tiempo, la pase increíble, el compromiso era evidente y el agrandar nuestro hogar era lo deseado aunque nunca hable con Thomas de que siempre sentía presente a la tía Florencia, él sabía que tenía una conexión especial con ella, cosa que nunca le pareció raro hasta que de un momento a otro deje de sentirla, parecía que después del compromiso ella desapareciera y las cosas comenzaron a verse un tanto raras, ya no encontraba con mucha facilidad clientes, mis recorridos fueron de pocos a nada. Lo peor estaba por acercarse cuando le avisan a Thomas que su padre estaba muy grave y necesitaban de su presencia, no me agrada la idea de quedarme, pero no quise ir porque nunca fui del agrado de su familia, era un momento con su familia. Con su partida logre contener las lágrimas y comencé a crear un nuevo proyecto con el cual ganaría un dinero extra en espera del regreso de Thomas, vendí comida en las zonas más transitadas, fue un éxito con las recetas de la abuela; los días fueron agotadores, pero satisfactorios, al mismo tiempo al llegar a casa, conversaba con la tía Florencia como si se tratara de alguien vivo, le contaba mi día de un momento a otro, recordé que era dueña de sus pertenencias, así que hice las llamadas pertinentes para la entrega de ellas, demoro menos de dos semanas para que la paquetería me hiciera llegar sus pertenencias, eran sus diarios, su cámara y una caja con muchas películas.

Me lleno de curiosidad el contenido de las películas, mi búsqueda por encontrar en donde proyectarlas comenzó, así como las náuseas, no era el mejor momento, pero mi embarazo nos llenó de alegría, algunas cosas se habían complicado y el regreso de Thomas debía postergarse. Pero mi optimismo no abandono. Estaba por casarme y en la espera de una bebé. Estaba segura que esperaba una niña. La venta de comida, y el apoyo que me enviaba Thomas fue lo suficiente para que comenzara a construir el cuarto de la bebé, eso mantenía mi mente ocupada y mi tía nuevamente desapareció, comencé a sospechar que cada vez alguien que me llenaba de amor en mi vida, ella se marchaba entre la remodelación, recordé sus videos y el proyector lo conseguí pronto. Una noche entre un descanso, decidí ver las películas, al principio parecían videos caseros de la tía en algún departamento Italiano, siendo feliz, el autor de los videos era su pareja Diego, confirme que teníamos un enorme parecido, incluso al soltar una carcajada y toda la noche me hundí en sus memorias hasta que llegue a un video donde mi tía se notaba enferma en la cama, esa imagen me alarmo despabilándome al ver el video con atención, eran fragmentos en distintos tiempos, ella ya no sonreía, solo se quedaba en cama y Diego trataba de cuidarla hasta que una noche al regresar a casa con cámara en mano, descubrió a mi tía desnuda lista tirarse por la ventana y el logro tomarla entre sus brazos en cuestión de segundos, mi tía volvió en sí, pero unos gritos desgarradores comenzaron a emitirse y el video dejo de reproducirse, me acerque al proyector para ver qué pasaba.

Este exploto, no sé cómo me encontraba en el hospital pero la mano de Thomas me sostenía, intente abrir los ojos, pero todo estaba oscuro, comencé a gritar con desesperación y una de mis manos fue hacia mi vientre, Thomas trato de tranquilizarme, la bebe se encontraba bien, pero yo jamás volvería a estarlo, mi vista la había perdido en unos segundos, la explosión daño mis ojos, los suficiente como para no tener la certeza de que algún día volvería a ver la luz, esto me destrozo, pero saber que mi bebe se encontraba bien pese a todo, lo hacía llevadero y una voz en mi cabeza me dijo que esto era el comienzo; me aterre, pero no dije nada al llegar a casa, fue duro pues el mundo que conocía había desaparecido y aunque Thomas era paciente, sabía que el ya no me veía igual, esa voz en mi cabeza decía que él pensaba en dejarme después de que naciera nuestra bebe Sofía, el me abandonaría a mi suerte.

La voz era la tía Florencia, comencé a detestarla y tirar todo recuerdo de ella, quería hacer mi vida sin su recuerdo, estaba segura que ella me había hecho esto, ya no la sentía cercana, ni mucho segura. Ante su recuerdo, mis pesadillas radicaban en cómo ella tomaba de mi vientre a Sofía para llevársela. Todo empeoraba y Thomas solo suplicaba que me calmara por la salud de Sofía, la voz dentro de mí se carcajeaba cada vez que el prometía que todo mejoraría cuando nuestra hija naciera, busque a Diego con desespero, Thomas me ayudo porque sabía que eso me calmaría y el finalmente apareció. Su voz se quebró al ver nuestro enorme parecido, él menciono que ese video filmo sus últimos minutos con vida, sus gritos se debían a la perdida de la vista, el intento calmarla, pero ella al salir del edificio fue arroyada por un auto luego de eso le entrego a su madre esas cintas para recordarla, mi abuela jamás lo culpo solo dice que le pareció demasiado perturbador cuando mi abuela solo le sonrió complacida cuando hablaron de su muerte.

Y entonces mis memorias de infancia volvieron cada vez que la tía aparecía en mi mente y sin mencionarlo, mi abuela se incomodaba y buscaba de alguna u otra manera de ocuparme con algo, tal vez por eso mi abuela pidió que su féretro se mantuviera siempre cerrado, porque tal vez ella no murió, solo hizo un sacrificio… “Felices 27 mi preciosa pequeña escuche la voz en mi cabeza y ya no era la voz de mi tía si no de abuela en medio de una carcajada perturbadora”.

® Kimberly Patricia Juárez Vázquez (Estado de México)

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