- Y luego?, ¿te la chingaste?
- Pues claro – mostraba mucha seguridad y seriedad en su confirmación.
- No manches. Una persona como tú, puede chingarse a la que quiera, cuando quiera y como quiera. Sin embargo, no desearía ser tú de todas maneras.
- Ha chingao, ¿y por qué no?
- ¿Sigues trabajando donde mismo, que no?
- Así es, en la misma morgue.
® Luis G. Álvarez (H. Matamoros, Tamps. México)
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