Despertó mamá, le pedí bajar la pelota del árbol en el patio del vecino. Mamá puso los pies en el asiento del gran columpio y bajó la pelota, me preguntó que, si la quería y la lanzó muy alto, se quedó en el techo de la casa; que mala es mi mamá para arrojarla.
® Edgar Garay (H. Matamoros, Tamps. México)
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