Una tarde de éstas alguna madrugada
Te acostarás a dormir como cada noche
con las ventanas abiertas y el alma siempre al borde
tan abierta al mundo a la persecución del caos
como si la noche no bastara para tu magia querida luciérnaga
como si no fuera suficiente la hierba de cada atardecer
o aquella humareda
en que siempre reflexionas
Despertarás ya ciega
en la desesperación de no mirar tu lindo rostro
pálido rostro el tuyo
deliciosas pecas que formaron el adiós de todo nombre
y no lo saben tus clavículas ni las alas de tus pantorrillas
tus delgadas piernas y esa sonrisita tan pero tan chueca
como si no bastara perderse en tus ojos
para saberse unicornio
para saber
que cada que cierras los ojos ahí estaré
observando
acercándome de a poco a tus caderas
a tus pulmones
con la navaja en la mano
y cuando te sepa en el sueño
ay querida
te arrancaré esos pequeñísimos ojos
para colgarlos junto al espejo
y conversar con ellos
cada mañana
mientras me rasuro
antes de ir a la oficina
® AEcheverria (H. Matamoros, Tamps. México)
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