Te veía correr en el Parque la Rotonda,
yo había llegado en la camioneta blanca
y te observaba trotar.
Te mirabas tan... sudada. Me puse frente a ti
y te detuve para sorprenderte.
Sonreíste,
y entonces todo terminó para mí,
todo desapareció.
El universo ahora se trataba solo de tus labios.
De una chica frente a un chico
en un punto específico del mundo.
Y te besé, lento lento, lentamente,
para que jamás terminara ese momento.
®Adán Echeverría
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