Quien escapa del sufrimiento cuando tenemos pérdidas? ¿Crees que podré superarlo? Te recuerdo que he quedado sin nada, solo poseo lo que tus ojos alcanzan a ver, prendas y zapatos que escurren barro sobre un cuerpo que desfallece, agotado, tras buscar infructuosamente lo que más amo bajo un lecho de escombros…
¿Sabes? recibí señales y las ignoré, estaba ocupado en las rutinas del día a
día, en el campo, fueron ruidos inusuales como crujidos de árboles, golpeteos
de rocas, y el comportamiento nervioso de los animales, solo paré cuando
escuche el estruendo que cimbró hasta el aire, y a lo lejos lo vi, la
erosionada tierra del cerro no aguantó la tempestuosa lluvia de la noche
anterior, y reblandecida se soltó desgajando su ladera, el pánico me invadió al
pensar en mis hijos y esposa en casa, en el pueblo a sus faldas, y corrí
gritando con el alma en el pecho ¡deslave! ¡deslave! ¡deslave! , pero fue en
vano porque su raudal fue más rápido que mis pies, y su rugido era tan
ensordecedor que no destacó mi enloquecida voz …
Fue en un parpadeo que el flujo de escombros llegó al pié de la ladera
arrasando, ahogando, sepultando, dejando sobre sí otro tipo de ahogo, el de la
pérdida… Sí, te resistes, deseando no reconocer a los tuyos entre los cuerpos
inertes, los deseas a salvo, con vida, y con angustia los buscas entre la
destrucción de toneladas de piedra y lodo, pero cuando se agotan las esperanzas
tiembla tu cuerpo, tus manos, tu voz, y tus ojos reflejan ese miedo infinito
que provoca el temblor ... ¿lo ves?, mi miedo es a existir después de ellos, lo
eran todo.
® Trinity G. (H. Matamoros, Tamps. México)
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