Parte I.
1.
Durante la larga noche
que me cubre sin piedad
me hace enumerar
las veces que casi muero
pidiendo perdón
reclamando mi lugar
inexistente
2.
Desearía volar a casa
pero voy un lugar
desconocido quizás
para encontrar
lo mucho e inexplicable
que dejé quebrado
sobre tu cuerpo
3.
Abandono
haré de ti
un poemario
y te dedicaré
las mejores penas
lloraré a tus pies
besaré tus manos
4.
Hundida en lo que fue
perdida en lo que será
voy sin razón
dando pasos
en la inmensa
y anhelada
oscuridad
5.
Me incliné en mi cama
me puse de rodillas
mientras con ambas manos
me cubría la cara llorando
no sentía miedo por
quien me miraba
(estaba sola)
6.
Habitame en lo que fue
una playa
desierta
en medio de un invierno
esperando que dejara
de sangrar
finalizando marcas
7.
Enrollarse
entre pastos verdes
húmedo
mientras una lágrima
sugería
detener el día
congelarme de una vez
8.
Desentraña
estas heridas
ajena a todo sentir
despojada de las sonrisas
una extraña
desconociendo
hasta mi propio cuerpo
9.
No regreses
no retornes
estoy en la cornisa del edificio
las manos me sudan
estoy quemando tu madera
desaparezco
de forma dulce e inconsciente
10.
Aparece
esa dulce voz
entre kilómetros perdidos
abrazándome entre la penumbra
penetrando con sus palabras
adhiriéndose a mis noches
enroscándose a mi lado
Parte II.
Perdida entre lo que es un departamento/
una cama entre cojines/
libros apilados en la mesa de noche/
dos copas de agua/
medicamentos en el closet/
una repisa que acoge sin remordimiento/
lo que parece ser una acuarela/
amontoné recuerdos en una bolsa/
entre lágrimas y canciones/
en mi interior una explosión/
siento mi cabeza latir con la presión del momento/
un rayo partiendo el sillón/
una foto que cae al suelo entre sollozos/
tus vestigios/
tus ruinas/
tu reinado pasado/
tu última dedicación/
te vuelves espesa neblina/
en invierno sureño/
te conviertes en una gloria antigua que magníficamente/
brillaba cada noche estrellada sobre mi piel/
austeramente/
eres recuerdos.
Parte III.
Nos encontramos sin querer
eres parte de una frase
eres aire entre mi esqueleto
tu voz dulce y amable
reforestó esta tala injustificada
tus manos anheladas
tus piernas que quieren enrollarme
por las noches en esta anhelada libertad
arrasaste con tu tormenta
mi calma
te regalé mis letras
mis tiempos
te adueñaste de mis duchas
faltabas entre tanto desorden
faltaba tu orden
faltaban tus desvelos
Mis tormentos acumulados
me pasaron la cuenta
me carcomieron lo poco que quedaba
mis manos pequeñas
en medio de la noche
hacen de tu cuerpo
mis montañas que recorro
con desesperación mientras las horas pasan
no quiero caer en aquel abismo
no pretendo soltarte
® Andrea Paz Ibáñez Martínez.
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